Para los más veteranos, el título del siguiente post. No tiene nada que ver con el programa de radio, que en el verano del 90, condujimos, bueno por llamarlo de alguna manera, Emilio Soler, Juan Riscos y un servidor de ustedes.
El motivo de este relato es otro. Recordad aquellos grupos de vecinos que al anochecer, se sentaban en las puertas de sus casas, en agradable tertulia, hasta bien entrada la noche. Con el principal objetivo de combatir el calor.
Madres y abuelas eran las más asiduas, aunque también los varones participaban, pero si estos tenían que madrugar para acudir a sus puestos de trabajos, solían retirarse mucho antes.
Abanico en mano , lengua suelta y a repasar la actualidad local. En cada calle, en cada rincón, había su correspondiente SÁLVAME.
¿ Te has enterado?. Dime,dime. Fulanita la hija de Manolo tres huevos, está " preñá". Al emitir esa palabra, bajaban el tono de voz, como si los niños fuesen tontos, las orejas eran auténticos radares.
Que poca vergüenza , desde luego la juventud de hoy, no tienen respeto por na. Es que las mujeres no se dan a respetar, eso pasa porque ella quiere, sentenciaba otra de las tertulianas.
A eso que pasaba una pareja. Él , treinta años , ella veintiocho, que marchaban hacía el cine. ¿ Que estará esperando zutanito para casarse?, llevan diez años de novios y sin pensamientos. Cuando llegue la hora , no va a poder y ella estará seca.
Y así pasaba la noche, con revisión de la actualidad local, sin que se olvidará nada ni nadie de los chequeos correspondientes.
Pero a pesar de lo que pueda parecer, todo aquello era inocuo, hablar por hablar, cosas de comadres de pueblo. A la hora de la verdad, la buena vecindad, la camaradería el compañerismo, destacaba sobre cualquier otra circunstancia.
Desafortunadamente, cada vez se ven menos esos grupos, sentaitos al fresco. La televisión, el aire acondicionado, la gran cantidad de vehículos que copan todas nuestras calles, la aparición de los aparatos de telefonía, ahora no se habla se teclea . No invitan a sentarse en la calle, perdiéndose esas agradables tertulias, donde se le daba trabajo , mucho trabajo a la sin hueso
Francisco Quiros " Pacurro".
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