Tenemos un Congreso de Diputados y un Senado en los que nuestros políticos producen tristeza y hasta vergüenza porque son maleducados, insolentes, mediocres y hasta macarras.
Antes, el que no sabía se callaba y así no mostraba sus miserias. Ahora, no sólo no se callan sino que se dedican a la política. Y encima presumen de esa ignorancia y esa chulería. Y mienten lo que haga falta para conseguir un puñado de votos. Aquí ya no hay límite ninguno. Están totalmente asilvestrados de una forma totalmente incomprensible y que nos lleva a unos terrenos peligrosos de los que es muy difícil salir.
El discurso de nuestros políticos va de lo inútil a lo cómico, de lo vacío a lo inaguantable. Y lo peor son las formas, esas formas barriobajeras, indignas , insultantes y que no tienen para nada en cuenta al pueblo al que representan.
Congreso y Senado son corralas donde se gritan y lo que tenemos es un auténtico vertedero de palabras cuando el Congreso y el Senado fueron los templos de la palabra.
En el Senado se ha producido un cruce de palabras realmente desolador, cruce que, creo, nos ha hecho a todos sentir auténtica vergüenza. Una senadora del PP, Adelaida Pedrosa (seguramente para intentar sumar puntos en su partido) ha soltado una patada desoladora con una desfachatez asombrosa y que me hizo apagar la televisión. “¿Siente usted vergüenza por compartir su vida con un machista o va a seguir callada?”. Esto es inaceptable. Nadie puede explicarse qué aporta esto al debate. Esto debería tener una multa por parte de su partido.
Si a esto le unimos el debate de la moción de censura, mientras en España se están muriendo una media de doscientas personas diarias por el Coronavirus, esto es para echarse a temblar.
Nuestros políticos son incapaces de contestar desde la reflexión, desde la calma o intentar la búsqueda de soluciones tratando temas que nos interesen a los ciudadanos. Y ahora el tema es el Coronavirus y desde la unidad. Pero no, el lenguaje lo rompen a diario en mil pedazos. Y eso nos está llevando al desastre. Es una pena. Váyanse todos a sus casas.
Algeciras, 22 de octubre de 2020
Patricio González
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