Para los que tuvimos la suerte de conocerla , Araceli fue una mujer sencilla y humilde, pero su corazón era inmenso. Su empatía hacia los demás la hacía especialmente cercana y querida. Quienes tuvimos el privilegio de conocerla sabemos que su alegría y humanidad iluminaban cualquier lugar al que llegaba. Siempre tuvo una palabra amable, un gesto de cariño, una sonrisa , muchas veces una gran carcajada, que reconfortaba.
Generosa y caritativa, durante muchos años, formó parte de Cáritas, dedicando su tiempo y energía a ayudar a quienes más lo necesitaban. Su fe profunda y sus convicciones religiosas la guiaban en todo lo que hacía. Araceli vivía su fe con sencillez y sinceridad, siempre dispuesta a servir con amor y sin esperar nada a cambio.
Su vida no estuvo exenta de sufrimiento. Durante los últimos años, enfrentó una enfermedad que le causó fuertes dolores y, finalmente, la postró en una cama, a lo que hay que añadir, que hace menos de un año, enviudó. A pesar de ello, su empatía y fortaleza nunca menguaron, siendo un ejemplo e inspiración para todos nosotros.
A pesar de partir a los 68 años, Araceli ha dejado una huella profunda en los corazones de quienes la conocieron. En su querido Tesorillo, donde era tan querida y respetada, su ausencia se siente como un gran vacío. Fue una buena hija, hermana, esposa y una madre excepcional, dejando un legado de amor y bondad que perdurará en su familia y en todos los que la amaron.
Hoy queremos recordarla como era: alegre, generosa, llena de luz. Una vida vivida con propósito, dedicada a los demás, y una fe que la acompañó hasta el final.
Descansa en paz, querida Araceli. Tu ejemplo de humanidad y amor seguirá siendo una guía para todos nosotros. Siempre vivirás en nuestros corazones, no te has ido del todo
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En la Feria de 2023, Araceli fue elegida Mis Experiencia, junto a su difunto esposo Juan Rojo |
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