lunes, 24 de febrero de 2025

Alquiler de bicicleta a una peseta


Existen anécdotas y situaciones que, con el paso del tiempo, se van olvidando. Son pequeños recuerdos de la vida cotidiana, que pueden parecer triviales, pero como mínimo son curiosos

Ayer, en una conversación con un vecino y amigo septuagenario, conocimos una de esas historias que nos transportan a otro tiempo. En la década de 1950, en la calle San Francisco, el hijo de un guardia civil destinado  en el puesto de Tesorillo , montó un pequeño taller de bicicletas que también, funcionaba como punto de alquiler de estos vehículos. Para la gente humilde de la época, una bicicleta era casi casi un artículo de lujo.

El alquiler costaba una peseta, y el tiempo  de una  hora o incluso poco más. Los chiquillos y no tan chiquillos,  una vez  obtenida la  ansiada moneda, que no era fácil de conseguir, corrían a emplearla en el placer de pedalear por el pueblo.

Hoy, cuando las bicicletas, los patinetes eléctricos o los vehículos de todo tipo están al alcance de la mayoría, cuesta imaginar que algo tan simple puede ser motivo de tanta ilusión. Pero es el tiempo: lo que un día fue un pequeño privilegio, hoy es algo cotidiano , apenas sin valor .¡ Cuidado !, dentro de unos años, aquello que hoy extraordinario , puede terminar en algo  igual de común.

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