Ayer, un buen amigo —de esos que no tiran nada y guardan con mimo lo antiguo— me mostraba un ejemplar del Diario Sur de Málaga, fechado el 18 de octubre de 1987. En la sección dedicada al Campo de Gibraltar, se informaba sobre una manifestación en la Estación de San Roque-Taraguilla contra el tráfico de drogas. Corrían los años 80, y aquella lacra hacía verdaderos estragos entre la juventud. Por desgracia, el problema no ha desaparecido; si acaso, ha cambiado de forma y se ha vuelto más peligroso y menos visible.
Aquel movimiento ciudadano fue impulsado por una figura muy conocida y comprometida: el cura José Chamizo, que con el tiempo se convirtió en el Defensor del Pueblo Andaluz . Con él, madres y padres de jóvenes víctimas de la drogadicción, y vecinos de a pie, comenzaron a movilizarse. Aquellas protestas fueron ganando fuerza y respaldo. Se cortaron carreteras —como la antigua N-340, hoy A-7— y las manifestaciones se hicieron cada vez más numerosas. Recuerdo bien cómo muchas madres, silbato en mano, los hacían sonar cada vez que algún sospechoso se acercaba a un punto de venta de droga. Era una forma de ahuyentar a los traficantes sin violencia, con valentía y dignidad.
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Chamizo junto al monumento en honor de las madres que lucharon contra la droga |
Poco a poco, las autoridades tomaron conciencia. Se crearon coordinadoras contra la droga, se abrieron centros de rehabilitación, se intentó frenar aquella sangría que estaba destruyendo a una generación entera. Pero el problema no desapareció. Hoy hay más narcos que antes, más organizados y peligrosos, aunque el tema ya no ocupa portadas ni genera la alarma social que vivimos en los 80, cuando la heroína arrasó con tantas vidas.
Tesorillo tampoco fue ajeno. Aquí, en 1990, también se alzó la voz. Se celebraron dos grandes manifestaciones; la primera fue multitudinaria, con más de cuatro mil personas recorriendo nuestras calles. Fue un grito compartido, un "¡basta ya!" que aún resuena en la memoria de muchos.
Sin embargo, aunque ya no se hable tanto, aunque la lucha se haya silenciado, el problema sigue ahí… latente. No todo aquel movimiento fue en vano ni mucho menos , afortunadamente existe en el Campo de Gibraltar una Coordinadora contra la Droga, muy activa, plantando cara al problema, presidida por un valiente, abnegado y solidario Paco Mena, todo un ejemplo de pundonor, asumiendo riesgos personales
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