Cuando llegué a casa me quedé pensando en varias cosas. Primero, en lo importante que es que hubiera y haya personas como él en el fútbol base. Segundo, en lo agradecida que estoy por haberme formado con él, no sólo como futbolista, sino como persona, por los valores que nos transmitió y por el cariño y la paciencia con la que siempre nos trató. Y por último, en la suerte que tuve de jugar durante toda mi infancia ( y parte de la adolescencia) en un club como la Unión Deportiva Tesorillo. No todas las niñas han tenido la suerte que yo tuve. De tener la oportunidad de jugar, de ser tratada de la misma forma que los niños, de sentirse valorada por el club y los compañeros y de no ser juzgada por hacer un deporte que mayormente era practicado por hombre. Y digo era, porque las cosas, por fin, han cambiado
Nunca tuve la sensación de ser diferente a ellos. Siempre fui una más. Y eso, es gracias a la Unión, cuyos valores se han transmitido de generación en generación: identidad, respeto y corazón. No sé qué habría sido de mí si no hubiese tenido tal suerte. Lo que sí sé es que gracias a haber crecido en este club, soy en gran parte, la futbolista y la persona que soy a día de hoy.
Por ello, sólo me queda decirle GRACIAS , Gracias, porque esa estrella que ganamos en el Mundial Femenino de 2023, también es gracias a la Unión. Es gracia a todos los clubes que permitieron a las niñas jugar cuando solo había niños en el césped. Porque todas esas niñas empezaron en equipos masculinos, nunca lo olvidéis.
Gracias por ser un referente en la comarca, por se la ilusión de muchas niñas y niños en el pueblo cada fin de semana. Por la labor que habéis hecho y la que seguís haciendo.
Gracias Unión, porque aunque ahora no lleve en mi camiseta el azul y amarillo, también es mi escudo, mi orgullo y lo llevo clavao en mi pecho
Porque esté donde esté, siempre seré del Tesorillo
Ana García Moreno
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