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Cincuenta años no son un suspiro, aunque a veces lo parezca. Cincuenta años son una vida entera escribiendo en estas páginas, compartiendo con vosotros, mis amigos y paisanos, mis pensamientos, mis recuerdos, mis inquietudes y mis sueños.
Corría el año 1975 cuando, con veinte años lo más olvidado que tenía era escribir en la revista de Feria . Alentado por el siempre recordado Juan Delgado, decidí escribir mi primera colaboración en la revista de la feria. En aquellos tiempos, mi pluma se ocupaba casi en exclusiva de la U.D. Tesorillo, el equipo de mi alma. Más tarde, mi mirada se abrió a otros rincones del pueblo, a sus gentes, a sus historias, a sus calles que tantas veces han sido testigos de nuestras alegrías y nuestras penas.
Desde entonces, cada año he procurado traer a estas páginas un pedacito de Tesorillo, una imagen, una reivindicación, un homenaje. Destaqué la figura de personas que dedicaron su vida al pueblo, como Cándida Padilla, nuestra querida Candi, la operadora de la central de teléfonos, o Francisco Trujillano, "El Niño Las Cañas", directivo incansable de la U.D. Tesorillo, entre otros . Di rienda sueltas a mi imaginación, así relaté historias curiosas, como aquella conversación imaginaria entre nuestras calles, con sus piques, sus quejas y su orgullo de ser parte de esta tierra. O aquella excursión peculiar de bar en bar, descubriendo el alma de cada rincón donde nos reunimos, reímos y forjamos amistades.
A través de estas páginas me convertí en una de tantas voces que se alzaron cuando la U.D. Tesorillo quedó sin campo donde disputar sus encuentros. Perseveré en la lucha para que nuestro pueblo tuviera un terreno de juego propio y, si no fui el primero, sí estuve entre los primeros en advertir sobre el abandono de la Casita de Campo, que hoy, por fortuna, luce recuperada, como un fragmento rescatado de nuestra memoria colectiva.
Me dolió en lo más profundo cuando el Jueves de Corpus, durante tanto tiempo el día más grande de Tesorillo, dejó de celebrarse. Para expresar mi frustración, mi pena y mi desilusión, me sumergí en la piel de dos personajes imaginarios, ancianos del pueblo, que vivieron con incredulidad y tristeza la desaparición de aquella jornada sagrada. También, basándome en hechos reales, di vida a un personaje que llegó a Tesorillo de manera temporal. Al principio, sintió desilusión, creyendo que nuestro pueblo no tenía nada especial; pero, al partir, lo hizo con lágrimas en los ojos, porque había descubierto su esencia, esa que solo se percibe cuando se vive desde dentro.
He querido poner en valor la labor de quienes hicieron de sus hogares una prolongación de su trabajo profesional , de asociaciones y profesionales que, con esfuerzo y entrega, se convirtieron en pilares de nuestra comunidad. Cada palabra escrita ha sido un testimonio de amor a Tesorillo, una forma de preservar su historia y honrar a quienes lo han hecho grande con su dedicación silenciosa.
Reconozco que no todas mis colaboraciones tuvieron una redacción idónea en sentido literario ; algunas quedaron lejos de tener el estilo y una mínima calidad literaria, de lo que me habría gustado que fueran , debido sobre todo a la precipitación , la premura en el tiempo y, por supuesto a la falta de destreza . Pero todas, absolutamente todas, las escribí con la misma ilusión, sin más oficio que el del corazón. En aquellos años 70, 80 e incluso 90, la revista de feria era prácticamente el único medio para expresarse y llegar a todos los vecinos. Era un altavoz donde podíamos reconocernos en nuestras alegrías y nuestras penas, en nuestras esperanzas y nuestras luchas, una publicación que el pueblo llano sobre todo, la esperaba con avidez
En 2007, fui elegido pregonero de la feria. Mis colaboraciones hasta esa fecha en el programa de feria , fueron la fuente de mi discurso, la noche del 6 de junio, fecha inolvidable para mí, dicho sea de paso
Hoy, al mirar atrás, veo también mi propio camino reflejado en estas páginas. Aquel joven con muchas dudas, de futuro incierto , se hizo policía local, formó una familia, tuvo hijos que hoy son adultos y, tras años de servicio, se jubiló, una vez jubilado, se convirtió en el primer juez de paz . Cambió el pueblo, cambiamos todos. Despedimos a muchos que se fueron, a quienes aquí quiero dedicar un recuerdo emocionado. Pero Tesorillo sigue latiendo con fuerza, con su gente, con su historia, con su Feria, con su Corpus, que cada año nos reúne y nos devuelve a nuestra esencia.
En este medio siglo, han sido siete los alcaldes o alcaldesas que han regido nuestros destinos, y entre todos los acontecimientos vividos, hay una fecha que quedará grabada para siempre en nuestra historia: el 2 de octubre de 2018, el día en que Tesorillo se convirtió en municipio independiente. Ese día, tantos años de lucha y esfuerzo dieron su fruto, y nuestro pueblo, por fin, alcanzó la autonomía que tanto anhelábamos.
Gracias Tesorillo, a su gente, a los que leyeron y leen mis historias, porqué eso es lo que soy, un modesto cuenta historias , a sus dirigentes, comisiones de fiestas, por dejarme ser parte de la historia durante medio siglo. Mientras me queden palabras, seguiré escribiendo, porque escribir sobre ti mi amado Tesorillo ,es en el fondo, escribir sobre mí mismo.
¡Feliz Feria del Corpus 2025!
Francisco Quirós Ocaña “ Pacurro”
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