miércoles, 5 de noviembre de 2025

El Alfilador: Un oficio que se resiste a desaparecer

 

 Pacurro


Hoy  quiero compartir un encuentro breve pero lleno de recuerdos. Ayer, mientras degustaba un excelente café ( done mejor lo preparan)  en el  Bar La Parada, se detuvo un oficio de los de antes. Benjamín, afilador de cuna, llegó montado en su viejo ciclomotor Vespino del 93, sustituto moderno de aquellas bicicletas que antaño llevaban el silbato como carta de presentación. No vi ni oí ese silbato especial de los afiladores  , y sin embargo, al verlo trabajar, uno siente que el sonido del acero al rozar la piedra sigue teniendo algo de música.

Nieto, hijo y hermano de afiladores, Benjamín comenzó a ejercer con solo trece años. Hoy, con cuarenta y tres, continúa recorriendo pueblos y carreteras, afilando tijeras, cuchillos y recuerdos. Cada giro de su rueda es una pequeña batalla contra el olvido, una forma de mantener viva una tradición que se apaga lentamente.

Mientras hablábamos, pensé que en sus manos no solo brilla el filo del acero, sino también el orgullo de una saga. Los afiladores fueron durante décadas mensajeros de un tiempo humilde y necesario, en el que el trabajo se anunciaba por el oído. Benjamín, con su Vespino y su oficio, nos recuerda que aún quedan artesanos que afilan algo más que herramientas: afilan la memoria de los pueblos.

Grabamos esta breve y amena  charla 

 

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