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Anoche, comenzó la Feria 2017. Como es de costumbre ,
empezó con la coronación e imposición de bandas, a reinas y damas y el
tradicional pregón.
Noche llena de sorpresas, cada
colectivo quiso apoyar a uno de los
suyos. Así el Coro Las Palmeras, le canto a la madrina de honor Loli
Calvente, y el grupo de tambores acompañó hasta el escenario a Pedro Estévez,
persona que fue reconocida públicamente por la Comisión de Fiestas.
Sorpresas y emotividad, como
las lágrimas de emoción de la hija de Pedro cuando leyó el escrito de Salvador
Moya, publicado en el Libro de la Feria, dedicado a su padre. O ese aplauso,
quizá el más grande de la noche (hubo muchos e intensos), para nuestro joven músico
local Ernesto González Martin, que al piano amenizó el acto de coronación.
Hecha esta introducción quiero
comentarles el pregón de Juan González Quesada. Nada más ver cómo iba vestido,
sabíamos que Juan, iba a ser él, no iba a interpretar, fingir o lo que fuere.
Un pantalón vaquero y camisa azul. Para nada traje o americana, Juanito en
estado puro.
Gran afluencia de público, un grupo de amigos portaban pañuelos rojos, con el lema "Amigos y Compañeros del Pregronero.
Gran afluencia de público, un grupo de amigos portaban pañuelos rojos, con el lema "Amigos y Compañeros del Pregronero.
Su pregón fue una muestra de
cómo es. Sencillo, sincero, transparente, directo en el lenguaje, con dosis de
gran humor, pero cuando hizo falta de criticar algo lo hizo sin tapujos. Vimos
y sobre todos escuchamos a Juanito El Chico en toda su esencia.
Por cierto su pregón tuvo la
feliz coincidencia de su 68 cumpleaños. Como muy bien dijo, “No hay mejor
regalo de cumpleaños que ser pregonero”.
Cuando hizo mención a tal efemérides, sus tres nietos, interrumpieron la
charla, y subieron al escenario con una tarta con dos velitas, con los números
6 y 8. Algo que no esperaba Juan.
Hizo un repaso a su vida, sin
alargarse demasiado y en definitiva sin ser pesado. Mencionó la procedencia de sus padres, como sus abuelos
llegaron a Tesorillo.
Hizo un recorrido desde su
niñez hasta nuestros días. Nos enteramos que su primer trabajo, siendo aún muy
niño, fue de vendedor de lechugas, que por cada pieza le daban diez céntimos de
peseta. Como tuvo que asistir a las clases nocturnas para adultos, para poder
obtener el Certificado de Estudios Primarios. Su afición por las comparsas
navideñas, donde formo parte de algunas de ellas y en el 1968 formó una propia. En la actualidad
dirige la comparsa “La Vigenva”
Aprovechando las fiestas
navideñas, al estar los carnavales prohibidos, metió en el repertorio coplillas
un tanto pícaras, una de ellas le valió un aviso de la Guardia Civil, la cosa
quedó en eso en un solo aviso. Por cierto su afición por los carnavales, le
llevó a disfrazarse de mujer una Noche Vieja. Eso no fue bien visto por el cura
párroco, que lo expulsó del Salón Parroquial. Mientras ese cura estuvo en
Tesorillo, no volvió a pisar jamás dicho local.
Nos relató igualmente, cuando
en compañía de su amigo Gregorio Macías, siendo un adolescente, decidieron
fugarse a Madrid en busca de la
oportunidad. Un programa de televisión que patrocinaba novilladas sin picadores
para chavales que deseaban ser toreros,” los famosos maletillas”. Al ser
menores la Guardia Civil del pueblo Valle de Abdalajis, los detuvo. Los
encerraron en el calabozo municipal, a la otra mañana domingo, un grupo de jóvenes a la salida de misa, le llevaron café con churros.
Recordó divertidas anécdotas
con Antonio Montano y Martín Cano, consiguiendo grandes carcajadas de los
asistentes.
Como era de esperar, su esposa
Juani Rivas tuvo su protagonismo. Contaba
que esperó a estar en la mili, desde
Ovejo le remitió una carta pidiéndole relaciones. Con toda la gracia del mundo
continuaba. Vine de permiso y nos vimos, Juani me dijo. Hola yo voy pa arriba, a lo que le
contesté y yo pa abajo.
Por cierto también nos
descubrió lo que paso con el ramo de novias, el 16 de agosto de 1975. Muy
temprano nuestro Juan en compañía de Blas Gil, que le trasladaba en un Seat
800, al que le llamaban el caliente, ya que cada diez minutos tenía que
reponerle agua en el radiador. Como decía muy temprano marcharon a La Línea a comprar el ramo de bodas. La boda estaba fijada a las cinco de la
tarde, eran las tres y Juan no aparecía. La culpa al coche, pero hubo algo más,
las flores llegaron mustias.
Ahí vino el gran detalle de la
noche. Como señal de desagravio, llamó al escenario a Juani y a Blas. Este
portaba un hermoso ramo de flores para que Juan se lo entregase, compensando el
mal trago del día de la boda.
Su estancia en Lérida, allí
nació su primera hija, como la tierra tiraba mucho y después de seis años
volvió al pueblo que le vio nacer.
Su paso por la política, su pertenencia a un grupo
independiente el PTI, por lo que recibió por parte de algunos duras críticas, a
lo que con énfasis recalcó. “Yo ante todo soy tesorillero”.
Tuvo un especial recuerdo con
dos paisanos, uno ya fallecido ,Agustín
“El Cantao”, para el que pidió que la calle Una Acera, donde ese gran cantaor
de flamenco residió llevase su nombre. El otro fue para Antonio Collado
Rodríguez, un sacerdote, que ha querido volver a las misiones de Venezuela,
jugándose la vida cada día.
Estaría escribiendo largo y
tendido pero hay que abreviar. Juan acabó, con un romance, de su creación, donde rimó con
arte gracia y salero, a modo de resumen todo lo proclamado en su pregón.
La noche del 14 de junio de 2017, San Martín del Tesorillo tuvo la
gran suerte de contar con un pregonero llamado Juan González Quesada, conocido
como Juanito El Chico, pero grande, muy grande de corazón, humanidad, rectitud
y honestidad.
Francisco Quiros “ Pacurro”
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