jueves, 25 de abril de 2019

Enamorado Estoy por Salvador Delgado Moya


         
Relato compuesto por Salvador, con motivo del Día del Libro               


                        Enamorado solo de verte. Hormigueos en las entrañas. Incertidumbre en mis movimientos. Collage perpetuo de sabiduría. Elocución muda de mensajes penetrantes.
                        De vez en cuando, acaricio tu piel, aguantando entre mis dedos la impaciencia de poseerte hasta el final. Silencio entre los dos, dedos humedecidos para voltear tu hechizo.



                        Me condicionas la mirada para someterme a tu embrujo, incapacitándome para distraerme con otras aventuras. Como cada noche  al acostarnos, me das lo mejor de ti, ese veneno que necesito para vivir, produciendo con tu silencio un estruendo en mi mente de vidas e historias, engalanadas con sorbos de riqueza emocional y mental.
                        Poco a poco te voy desnudando, dejándome llevar por la condicionalidad de tu cuerpo, haciéndome seguir un rastro de constancia y necesidad, manipulando mi entrega a situaciones pasadas, presentes y futuras.
                        Pronto celebraremos nuestro aniversario como a ti te gusta; en silencio, con una luz tenue, con la almohada de testigo y sábanas con olor a perplejidad.
                        Cada día te vistes diferente, invocando a los deseos mas profundos de los espectadores taciturnos,  magnetizando tu fascinación de principio a fin. Disfrutas   persuadiendo en  la  materia gris de los mortales. Incita al  inicio e invita al final, entrando a tu interior  para eclipsar mi realidad.  
                        Incluso hasta callado me haces llorar. Lágrimas descendientes de vidas ajenas que las haces tuyas y me posicionas  como un mero asistente.
                        Ambos hemos sido la simbiosis perfecta para cautivar el tiempo, ese que solamente nosotros hemos sabido parar por momentos para  beneficio mutuo. En mi retina se vislumbra tu silueta:  impredecible, mágica, desconocida y adictiva.
                        Pero fui un ingenuo, creía que solo eras para mi. Que idiota! No supe valorar tu riqueza! Te agarré con mis manos y te acerqué a mi pecho para escuchar tu interior y no me diste ni una sola palabra para resarcir mi pesadumbre... Creo que nuestra relación ha terminado. A tu favor diré, que me dejaste buen sabor de boca, creo que ya pasé la última página de nuestra hermosa aventura. Es lógico que te vayas con otros, y le dosifiques esa bendita droga,  como hiciste conmigo.
                        Pues solo quiero despedirme de ti, agradecerte el ímpetu en esos largos ratos de simbiosis entre ambos; descifrando lo desconocido; absorbiendo sintagmas de tu piel tatuada; descubriendo ese otro mundo de fascinación y viajando en cuerpo y alma hasta la sabiduría de tus páginas. Echaré de menos ese olor  peculiar de páginas empañadas  de riqueza y  necesidad para colonizar mis ansías.
                        Porque este libro ya se acabó. Pasará a otras manos, para emborracharse de pasión. Sólo con verte te recordaré,  y no dudes que tu también serás una pieza clave y fundamental para ensalzar la cultura de cualquier ser humano.
                        Esa es tu grandeza...


                                                                      
                                                                                  Fdo. Salvador Delgado Moya

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