Pasa el día mas. Pasa la noche, pasa otro año y quedan algunas preguntas. Vale la pena pensar hoy. No hay suficientes respuestas para tantas preguntas…
¿Qué es lo que más me duele? - LAS PALABRAS ... de los que hablan sobre la fe y ya no creen en ella. Las palabras de los que hablan de los demás y no saben que hablan de sí mismos. Las palabras que derriban, destruyen y asustan. Las palabras...
¿Qué es lo que más temo? - Un cuento que dice que mucho hago muy bien, que soy mejor que otros. La admiración que me convierte en una estrella artificial y quiere ponerme en la cima de un árbol de Navidad también artificial... La admiración, que me quita el silencio y esos momentos de mirar hacia otro lado con esperanza...
¿De qué me arrepiento? - El tiempo que he perdido para tantas cosas no importantes, palabras vacías, enseñanzas y sabiduría. El tiempo que se tardó en sentarse en silencio ante el Señor, en mirar a los ojos de la Madre con el rosario...
¿Qué es lo que deseo? - Ser un árbol verde en un bosque que incluso en invierno se regocija en el verde de la esperanza. Y cuando el gran tronco de la vida se cae, para que al menos un transeúnte se detenga, se sienta y piensa: "El corazón del hombre está inquieto hasta que descansa en el Señor".
Mañana será un nuevo día. Un día como todos los días, ¿pero tal vez no? Tal vez sea un nuevo buen día. Mira cuántos te están esperando. No tanto por los regalos, sino por ti. No hables tanto, comparte tu esperanza. Para, sonríe, escucha., ponla en la cabeza del bebé... Si la ola del "mal" te rodea con sus tinieblas, llama a los demás y "construye la orilla" del amor. No hay necesidad de ir lejos. Miren a su alrededor, vecinos, parroquia, trabajo, calle... tantos están luchando contra las "olas" y no hay una "orilla". Por este bien escondido para el mundo, como el recién nacido Jesús en el portal del Belén, demos gracias a Dios y a las personas.
Por estos días y noches, llenos de sol y lluvia... Por tanta luz en mi vida, tantos corazones, tanta esperanza... Par este mundo que tiene tantos mundos... Por tanta vida en nosotros, contra la muerte... Por tanta felicidad en la miseria... Para que tantos seres queridos que están lejos y los que están cerca, que tienen miedo de aproximarse... Por la soledad entre multitudes, e por que no tengo vergüenza amar, Agradezco te Señor,
Mariusz Berko
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