Cerca ya de un año desde que comenzó esta tragedia del coronavirus y se sienten ya de lleno los efectos colaterales de la misma. Eso es lo que se ha venido en llamar FATIGA PANDÉMICA y conlleva desde la depresión hasta la desconcentración, dolores de huesos y, sobre todo, una tristeza infinita. Y eso está ocurriendo con quienes se están tomando en serio las normas. Los otros, los que parecen que desconocen la gravedad del coronavirus y son, además, los culpables de que estemos así, esos no tienen ninguna fatiga pandémica, esos son unos insolidarios que tienen la suerte de que solo se les abre expedientes pero nada más.
Es increíble que todavía haya gente que pase olímpicamente del tema, que sigan las fiestas ilegales. Pero también es increíble que no ocurra nada. A mi no se me quita de la cabeza el caso del Centro Comercial de Marbella “La Cañada”, con cientos de personas incumpliendo todas las medidas de seguridad en vísperas de Reyes y con tres impresentables haciendo de Reyes entre los que se encontraba Kiko Rivera. Solo han pedido disculpas y aquí no ha pasado nada. Alli siguen exactamente igual.
Como este caso sigue habiendo todos los que se quieran, desde reuniones ilegales hasta tertulias con muchas más personas de las autorizadas y sin cumplir ninguna medida de seguridad.
Luego, está también el caos de las diferentes medidas que se toman en las diecisiete Comunidades Autónomas, algunas de ella sin el paraguas de protector de la legalidad como es Castilla la Mancha que ha impuesto el toque de queda a las 20h. cuando eso no se puede hacer porque el Decreto de Alarma no lo ampara al igual que el confinamiento domiciliario. Por eso Andalucía no lo ha hecho. Sin embargo se permite, lo que crea una inseguridad jurídica tremenda porque no se puede limitar el movimiento de personas si no lo ampara un Estado de Alarma. Esto es un caos total con medidas diferentes no ya en una Comunidad sino de una ciudad a otra, de un distrito a otro. E,incluso, de una calle a otra.
Luego están las otras enfermedades que no se están atendiendo porque físicamente es imposible al estar los hospitales saturados. Esas son otras miles de personas que no estarán en las estadísticas pero que también se están muriendo.
Así estamos. Acabo de escuchar a un anestesista afectado de coronavirus y que ha dicho textualmente que le ha acariciado la muerte y ha pedido a todos los que no dicen te quiero a sus seres queridos, que se lo digan, que mañana puede ser tarde.
Suerte a todos. Os quiero.
Patricio González
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