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El Cristo le es mostrado a la abuela de Tesorillo; María Zalea, 106 años |
Ayer, como cada Miércoles Santo desde hace muchos años, nuestro pueblo volvió a envolverse en el recogimiento del vía crucis. Un rito que no solo transita las calles, sino también los corazones. La imagen del Cristo de la Buena Muerte fue llevada a hombros por sus costaleros hasta los hogares de aquellos que no pueden acudir al templo
Fueron diez las personas visitadas. En el umbral de sus casas, se rezaron las correspondientes estaciones del vía crucis. Las cuatro restantes se celebraron en el templo
Y así, una vez más, Cristo no esperó a que vinieran a Él… fue Él quien salió al encuentro de los que más lo necesitan. Porque hay procesiones que no se ven, pero que tocan el alma.
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