El uno de octubre del 2015. Publicamos este relato. Considerándolo de interés, volvemos a reproducirlo.
Días pasado, asistí a la feria de un pequeño y a la vez bello pueblo de la Serranía de Ronda. La verdad que el ambiente que se respiraba era de lo más grato. No había diferencia de edad, tres generaciones bailaban al son de la orquesta.
Días pasado, asistí a la feria de un pequeño y a la vez bello pueblo de la Serranía de Ronda. La verdad que el ambiente que se respiraba era de lo más grato. No había diferencia de edad, tres generaciones bailaban al son de la orquesta.
Con el
debido respeto lo de orquesta es un eufemismo, en lo alto del entablado solo
había dos personas, dos micrófonos, un teclado y un par de amplificadores. El
dúo hacía lo que podía y sabía por
animar el cotarro. No es menos cierto que el público era poco exigente y se arrancaba a bailar a las primeras de cambios.
Yo que de
bailón tengo más bien poco, eso me da oportunidad de prestar más atención a las
canciones, debo confesar que cuando escuché el pasodoble “María la
Portuguesa”, dije para mis adentros. ¡Si
Carlos Cano levantase la cabeza!
A todo esto
las melodias de las canciones, tenian mucho de fraude, era más que evidente que lo que sonaba era artificial,
la música había sido extraída con anterioridad por medios informáticos o de índole parecida
por eso lo de enlatada , circunstancia que se ha convertido en algo
habitual en esa clase de acontecimientos festivos.
Reconozco
que aún siendo un profano en la materia, pienso que dos o tres personas con
cierto oído musical, unas ligeras nociones de música y mucha lata, pueden formar algo parecido a una orquesta.
Todo ello va en detrimento de las auténticas
orquestas que no pueden competir en precio con ese tipo de agrupaciones.
Me viene a
la memoria cuando era un niño y adolescente nombres de orquestas como Monfrino, Tony
Roda, Gino Font y Los Bombines . En mi juventud tuve la gran suerte de disfrutar de
Casablanca, Acuario, un poco más madurito Vuelo Chárter, Came Ros, Ídolos y otras que no me vienen a la memoria,
combinaban metales con instrumentos eléctricos. Aquello si era música en directo, versionando
éxitos de siempre con los del momento,
con más o menos calidad, pero sin trampa
ni cartón.
Quiero hacer
un inciso en la orquesta Monfrino, fue
durante al menos dos décadas la orquesta más popular en el Campo de Gibraltar y
pueblos limítrofes de la provincia de Málaga, no solo amenizaban los bailes, si
se terciaba actuaban como banda de música, interpretando dianas floreadas,
pasacalles o acompañando la procesión del Corpus Christie.
Cabe la
posibilidad que el precio de las auténticas y buenas orquestas sea prohibitivo
para poblaciones donde tienen que
ajustar los costes al mínimo por culpa del presupuesto y es justo reconocer que las otras
agrupaciones hacen el apaño y encima son mucho más baratas.
Sería
cuestión que se planteara ahorrar en otras cosas, fuegos artificiales,
alumbrado etc., así poder contratar
una de calidad, aseguraría el éxito de
caseta donde actuasen. Para ello el público en general debe ser más exigente y
hacer valer que una Feria tiene muchas más enjundias que un bautizo, una comunión, una
boda o una verbena de barrio.
En este
aspecto las nuevas tecnologías que tanto bien nos han hecho, en lo que se
refiere a este apartado, hemos salido
perdiendo.
Es mi deseo
hacer constar, que no tengo nada en contra de los grupos musicales de dos o
tres componentes que se valen de las
modernas tecnologías. Su trabajo es totalmente legítimo, ellos no tienen culpa de los avatares de los
nuevos tiempos y si les llaman para actuar están en su derecho de hacerlo.
Un ejemplo de todo lo relatado es nuestra orquesta Gato Negro. No han tenido más remedio que adaptarse a estos malos tiempos, si querian sobrevivir
Un ejemplo de todo lo relatado es nuestra orquesta Gato Negro. No han tenido más remedio que adaptarse a estos malos tiempos, si querian sobrevivir
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