David Arrabal Lara. |
A
los que aún no la conocen, les recomiendo visitar una pescadería sita en calle Túnel,
muy cerca de Plaza de la Constitución. Aparte del buen género, pescado fresco,
serán atendidos por un simpático y dicharachero David y por su encantadora
esposa Dori Trujillo.
A
David Arrabal Lara, lo de ser pescadero le viene en los genes. Él encarna la
cuarta generación de “pescaeros”.
Su
profesión le viene por su apellido materno. El apellido Lara llevan cerca de
ochenta años ofreciendo pescados a los tesorilleros.
Comenzó
la profesión su bisabuelo José Lara
Romero, natural de Guaro (Málaga), dejo su localidad natal para en un principio
establecerse en el Castillo de Sabinillas, después se afincó definitivamente en Torreguadiaro.
El
transporte se realizaba en burro, la compra en Estepona, o a pie
de playa a las barcas que lo habían
recién pescado.
El
burro era enganchado a un carro, donde transportar el pescado. De ahí el
apelativo de Carrero. Los Lara, sobre todo los más antiguos son conocidos en la
zona como los carreros.
Continuó
su abuelo materno José Lara Martín, él,
fue quien más tiempo ha ejercido la actividad, sobrepasando los cuarentas años.
Hombre afable, generoso, de amplia
sonrisa, no dudaba en regalar pescado a sus amistades que eran muchas, o a
cualquiera que lo necesitara.
Me
contaba el abuelo de David, que siendo
muy pequeño acompañaba a su padre, que para seguir el ritmo de su padre y del
burro, se agarraba a la cola del animal.
José Lara Romero y José Lara Martín |
La
transacción de los alimentos marinos, se hacía de la siguiente forma: La señora
acudía a la plaza, cuando digo plaza no me estoy refiriendo al mercado de
abastos, sino a la plaza del pueblo. Allí
adquiría el producto y se marchaba sin pagar.
Una
vez acabada la venta, José y sus otros colegas de profesión. Iban casa por casa para cobrar. No si antes entre
la adquiriente y el transmitente existiera un regateo, que a veces se tornaba
un tanto áspero. Nunca llegó la sangre al rio.
Analicen
por un momento. Primero recordar quien compro y qué cantidad llevó. Por
supuesto saber donde vivía, y para
finalizar, el regateo como si se tratase de un zoco
en un país árabe.
Al
burro le sustituyeron los medios de locomoción, la bicicleta, la moto y por
último esas pequeñas furgonetas ideales para tal menester.
La
saga de Los Lara la siguieron los tíos de David, José y Miguel Lara León. Ya
ellos decidieron montar una pescadería con todos los medios modernos. José
regenta en la actualidad una en Pueblo Nuevo de Guadiaro, Miguel se dedica a
otros menesteres.
Así
llegamos hasta David, la cuarta generación de Lara, que gracias a ellos, hemos,
comemos y seguiremos comiendo buen pescado.
Días
pasados charlando coloquialmente, me comentaba no sin cierta emoción. Si mi
abuelo José, hubiese podido conocer que me he casado con una tesorillera, sin
duda alguna le supondría una de sus mejores alegrías. Porque siempre le tuvo
mucho cariño y agradecimiento a Tesorillo y a sus habitantes. A lo que yo añado.
dejando un grato recuerdo, aquellos que le conocimos.
Paradojas
de la vida, ninguno de Los Lara han residido en San Martín del Tesorillo, David
lo hace en el Secadero. No obstante es
un apellido estrechamente ligado a nuestro pueblo, en el pasado, en el presente
y en el futuro.
Para sentirse tesorillero, amar a este pueblo, no hace falta ni nacer ni residir en Él. Se puede ser de corazón.
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