Ambos se miraron cara a cara,
dispensándose amor a borbotones… inmóviles y ejercitando las
pupilas al engrandecimiento.
Necesito tocarte, para poder seguir
viviendo; perderme en ti, para enloquecer entre tus venas; pintarte
para corroborar tu belleza; y arrodillarme ante ti para ser sumiso
ante tu lealtad y perseverancia.
Se celebra San Valentín. Muchas parejas
se dedican ese día a ellos mismos, haciendo apología del amor, que
en ocasiones es puntual y superficial.
El
tuyo
y el mío
son puros, con certificado de autenticidad y con denominación de
origen. Eres embaucadora y adictiva, y eso, a mí, me encanta.
Muchas veces te has caracterizado de
diversas maneras, según la ocasión y el tiempo, dibujando líneas
de expresión a tu antojo, enseñando la maravilla de rostro que
posees, perfumando tu entorno con fragancias de recuerdos y
memorias.
Una vez te pude perder, y eso me
martiriza. Debo intentar con todas mis fuerzas permanecer siempre a
tu lado, descubriendo cada día nuevos amaneceres, soportando la
lluvia resbalando sobre nuestras cabezas, estremeciéndonos cogidos
de la mano por el rocío mañanero, bailando al unísono por la
sinfonía de las aguas que nos inundan de riqueza, dormirnos
abrazados y tener los mismos sueños; despertar empachados de amor y
seguir con apetito de mas sensaciones, de más unión…
Quiero que sepas que siempre te seré
fiel, aunque las adversidades impuestas no me lo permitan. Quiero
decirte que aunque pase el tiempo, siempre te veré rebosante de
vida, de recuerdos, de almas que petrifican corazones y desmantelan
indicios de monotonía.
Tu piel, algunas veces, la veo afligida.
Tu porte, se tambalea. Tus entrañas se debilitan…y no puedo
permitirlo!!!
San Valentín, es un pretexto perfecto
para reivindicar nuestro amor, ese amor incomprendido en ocasiones.
La gente no comprende porque mi amor hacia a ti, roza la locura y
tiembla la cordura, tengo y debo sacarte de esa indiferencia
mugrienta y convertirte en la personificación de la belleza, la
consecución del estilismo y la proeza de de un descubrimiento nuevo.
Por eso, quiero seguir mirándote,
besándote, amándote hasta el final de mis días, porque eres tú, y
sólo tú, la que das sentido a todos mis días.
No
quisiera despedirme sin dar a conocer, los actores principales de
esta historia. Unos personajes que podrían ser cualquiera de
nosotros, siempre que lo acompañemos con la premisa del amor. Pero,
la verdad, que el vínculo entre estos dos, es tan fuerte, que si
terminara en boda, sería lo más simple que les pudiera pasar.
El amante: joven, esbelto, entusiasta,
valiente y decidido, su nombre” San Martín”, del Tesorillo, le
apodaban. La amante: misteriosa, enigmática, deseada, codiciada,
pretendida y ansiada, de nombre “La Casita”…, de Campo, se
apellidaba ; irrepetible, única e inmensamente bella.
Ellos irradian el fuego apasionado, que
neutralizan la razón, congestiona la lógica y se ceban con la
dejadez.
Fdo.
SALVADOR DELGADO MOYA
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