martes, 2 de enero de 2018

Petardos. Con la P de pesadilla



El pasado día 30 de diciembre. Asistí a una misa de difuntos. El acto se prolongó unos cuarenta y cinco minutos. Más los saludos al final del oficio, así que permanecí en el templo una hora aproximadamente .

Durante ese tiempo, cada par de minutos, muy cerca del lugar,  explotaba un petardo, de vez en cuando uno de grandes dimensiones, aparte del estruendoso ruido, percibíamos las llamaradas. 
Sinceramente, no alcanzo a comprender, que placer puede producir, hacer explotar una y otra vez, esos artificios, sin nada que celebrar. No creo que los regalen. Una manera estúpida de quemar el dinero
Entiendo, la afición que existe en parte de nuestro territorio nacional, en especial por el Levante, hacia este tipo de manifestaciones. Es una tradición, fiestas que celebrar, etc. 
Pero en nuestra tierra, no lo entiendo, repito cuando no hay nada que celebrar. La noche vieja, justo después de las doce campanadas, hicieron explotar una traca, con fuegos artificiales incluidos. Aquello duró unos cinco minutos. El sonido era distinto, además era una forma alegre de recibir el año nuevo, totalmente de acuerdo.
Pero esos petarditos, que nos machacan una y otra vez, crispándonos los nervios, a eso no hay derecho.
Y los pobres perros. He comprobado personalmente, como tiemblan de terror. Sinceramente no hay derecho a ello.
No estoy por la labor que se prohiban totalmente. Pero con moderación, cuando sea justificado por algo. Ejemplo la entrada del nuevo año. Fin de alguna fiesta popular y similares.

Francisco Quirós "Pacurro"

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