Es muy cierto que las fiestas navideñas, son días de alegría, encuentros y reuniones familiares, de amigos. De cierto excesos a la hora de comer y beber, pero que si son una vez al año tampoco hacen daños.
Hay voces que se levantan, contra esta festividad, pero que poco caso le hacemos, porque al final, todos o casi todos esos días, llenamos la tripa y empinamos el codo.
La Navidad no solo es eso. Al margen de las connotaciones religiosas, cada vez son más las representaciones del nacimiento del niño Dios, lo que viene a llamarse Belén Viviente. Son más, las agrupaciones musicales que salen a la calle para amenizarnos con los villancicos, con sus “zambombá”.
En resumen son días para el contento, el regocijo, el júbilo. Después de Reyes, Dios proveerá, que para eso acaba de nacer.
Pero también en estos días, se repiten año tras año, situaciones que en cierto modo incomodan, porqué son muy reiterativas y molestas. Trataré de explicarme.
En primer lugar. El día del sorteo de la lotería. Entiendo que esa mañana, los distintos medios de comunicación en especial las televisiones, presten atención a dicho sorteo. Vale que conecten con los lugares donde han sido afortunados con los distintos premios.
Por cierto, me da la impresión, los que rodean a los afortunados, son siempre los mismos. Como si se tratase de un atrezo en una obra de teatro. Pero ahí no queda la cosa, el telediario de la tarde, el de la noche, al día siguiente por la mañana, por la tarde, por la noche. Las mismas preguntas ¿En qué se va a gastar el dinero? ¡Vamos que lo van a decir!, así al menos dos o tres días.
Otra información que se repite. La subida de los productos propios de las fiestas. Que si el besugo estaba a 10 ahora a 14. El Cordero a 22 ahora 30, etc., etc. Que no dejemos para última hora las compras. Yo pienso que quien es precavido lo es durante todo el año y lo contario quien no lo es. ¿Y las recetas de dulces navideños caseros? , en unos segundo quieren que aprendamos lo que se tarda en elaborar horas.
Están muy bien las campañas de solidaridad para con los más necesitados. Galas, maratones televisivos y otros. Pregunto ¿Por qué no, el resto del año?
Otra cosa, que no acierto a entender, dónde está el gusto de la explosión de petardos. Para mi pensar, de mal gusto, molestos, no vienen a que. Lo peor de todo, causando el pánico entre los perros. Los pobres animales esos días lo pasan fatal. Con el añadido el peligro que entraña su manipulación.
El estribillo de algunos villancicos. Reconociendo que los primeros días son agradables escucharlos, pero amigo mío, cuando van transcurriendo las jornadas. Oír miles de veces. “Pero miran como beben los peces en el río. Beben y beben y vuelven a beber”, o “Madroños al niño, no les demos más. Que con los madroños se va a emborrachar”, al menos se hace un poquito empachoso, porque con tanta agua y tanto madroño, termina en una indigestión.
No quiero ser agorero, solo constatar cosas menos agradables de la Navidad. Pero me quedo con la explosión de amor, cordialidad, gozo y felicidad.
Solo me queda desearles un Feliz 2016. Salud y trabajo para todos.
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