viernes, 5 de agosto de 2016

NADA ES VERDAD, NADA ES MENTIRA

Seydu forma parte del 86% de los jóvenes que terminaron el proceso de prácticas y consiguió una oportunidad real de empleo

Creo que todos, somos conscientes del drama de la inmigración. Tragedia a la que nuestro país no es ajeno, al ser destino o zona de paso a otros prósperos lugares.

Esas personas que se lanzan a la aventura, poniendo en riesgo sus vidas, desgraciadamente muchos perecen en el intento. Imágenes tenemos hasta la saciedad de tan terribles sucesos.


Una vez en la tierra prometida, la mayoría no alcanza el trabajo deseado, viéndose avocados a trabajos temporales, explotados, mal pagados en pésimas condiciones de seguridad e higiene.

Otros tienen que recurrir a actividades no conforme a las normas, ejemplo más significativo, los archiconocidos manteros. Más terrible es el caso de muchas mujeres, que son explotadas sexualmente.

Pero acarreo aquí, dos casos positivos, alegres, diametralmente opuestos a todo lo relatado anteriormente.

Se trata de un senegalés llamado Seydu Ly. Seudy vino a nuestro país en patera, cuando solo contaba catorce años, estuvo a punto de morir en la travesía. Se acogió a un programa de integración de la Fundación Mahou San Miguel.

En la actualidad cuenta veintisiete años, siendo un excelente camarero, profesión que ejerce en el bar El Kiosco, de la calle madrileña Ferraz. Sus cualidades profesionales han transcendido,  tanto que ha sido objeto de una entrevista en una de la más importante cadena de radio. Siendo igualmente noticia en varios periódicos de tirada nacional.

El segundo caso lo protagoniza un español nacido el Marruecos Ilias Fifa. El cual entró de forma clandestina en España, en los bajos de un camión, no hace falta más comentarios para hacerse una opinión de los riesgos contraídos.

Ilia , buscó  su medio de integración a través del deporte, más concretamente del atletismo. Se nacionalizó español. Consiguiendo la medalla de oro en los cinco mil metros, en los recientes campeonatos de Europa.

Cuando en la ceremonia de entrega de medallas, escuchábamos el  himno nacional y veíamos el izado de nuestra señera nacional. Para nada nos importaba que el atleta fuera  moro, que se colara debajo de un camión.Lo mismo que nos sentiremos encantado, si en el Bar el Kiosco, nos sirve un senegalés venido en patera.


 Otra cosa sería si los viésemos  trabajando en la obra, labores agrícolas o cualquier otra ocupación. ¿Pensaríamos? Estos vienen a quitarnos el trabajo

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