El pasado viernes, sobre las 15:30 horas, cuando me dirigía a mi casa, escuché a mis espaldas, el sonido que identificaba, al viejo oficio del afilador de cuchillos y otros utenlisios caseros.
Es cierto que la melodía, aunque se pareciese a la de antaño, sonaba peor. Se emitía a través de un pequeño equipo de megafonía, de modo reiterativo y un tanto cansino.
A pesar de eso, me hizo transporar a mi infancia. Cuando venían los afiladores, con sus bicicletas, y hacían sonar esa músiquilla característica, con su pequeña flauta o pito, denominado chiflo.
Por cierto, mi abuela Ana, siempre encontraba un mal pregasio con estos especialistas ambulantes, no recuerdo bien. Pero ella cuando los oia, aventuraba viento o lluvia.
Volviendo al tema, me giro, observo que la rueda de afilar, está instalada, en el maletero de un automovil, que se acciona de manera automática, y como decia anteriormente, el afilador no toca la flauta, sino que lleva una grabación, que la transmite a través de un equipo electrónico.
Es una adaptación a los tiempos modernos. Pero el hecho de observar este remodelado y a la vez antiguo oficio , me causó alegría. Es una ocupación en vía de extinción. Hoy casi todo es desechable, o simplemente han inventado, nuevos aparatos, que sin la eficacía de los profesionales del afilado, hacen el apaño. Y como nos hemos vuelto muy comodos.
No dudé , en solicitar permiso para fotografiarlo, a lo que el joven accedió muy amablemente. A mi pregunta de donde procedía , me respondió que de la localidad gaditana de Villamartin.
No se, si es su profesion de siempre, si se le viene de tradición familiar, o simplemente como muchos de nuestros jóvenes, se ha visto en la necesidad de reciclase.
Para acabar, decidles. Que el oficio de afilador, data del finales del sigo XVII. Que en un principio los sufridos trabajadores del afilado, llevaban la rueda a cuestas de pueblo en pueblo. Posteriormete esa rueda la transportaban rodando.
A principios del XX, emplean la bicicleta, de ahi a la moto o ciclomotor. Desgraciadamente, cada vez escasean más. Como reseñabamos antes, parece ser que su fin no está muy lejano.
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