Los Larios, en la puerta de la Casita de Campo. |
José María Ferrer Pulido, otro tesorillero de los muchos que existen por ahí, que a pesar de estar un poco lejos, no olvida su pueblo. Nos ha regalado este relato, emotivo, emocionante, conmovedor con datos históricos muy interesantes
Gracias al hijo del autor , Antonio Real, compañero de carrera de Ferrer, le ha hecho llegar el documento manuscrito de su padre Gabriel Real, hijo de don Antonio del Real. Un maestro que llegó a nuestra localidad en 1902, permaneciendo muchos años en Tesorillo, por lo menos hasta 1929, cuando la Sociedad Industrial y Agrícola del Guadiaro es vendida a la Casa March.
No se tienen muchas noticias de don Antonio, eso si que era una persona muy amable, cercana, que ante el analfabetismo de la época, los vecinos acudían a él, para que ejerciera de escribano. Los quintos cuando se dirigían a altos militares, buscando una recomendación , para un buen destino, o cualquier otro asunto.
Le estamos muy agradecidos tanto a Antonio Real como a José María Ferrer, por permitirnos disfrutar de tan bello relato. Titulado:
MIS RAÍCES:
GABRIEL REAL MORENO
AGOSTO-04
ANOTACIONES SOBRE UNA VIDA
Mi hija Tere quiere que le cuente mi vida. Y, mi vida tiene poco que contar.
Es vulgar, del montón, como otras vidas. No obstante, trataré de hacer acotaciones sobre ella, y sacaré sus pasajes, más destacados, o que hayan tenido mayor transcendencia.
Empezaré por el principio-
=Donde vi por primera vez la luz=
Lugar: Un pueblo de la provincia de Cádiz, para ser más concreto, una pedanía de Jimena de la Frontera. SAN MARTÍN DEL TESORILLO.
-Sede de los Marqueses de Marzales, donde tenían su casa solariega.
Sito en una enorme vega de regadío, bordeada por el río Guadiaro y cerca de la Junta de Los Ríos.
Su núcleo urbano, en un alto-plano del valle, constaba de una Plaza, la del pueblo, con su poyete, y en ella una Iglesia, la de su patrono San Martín.
En el centro de la Plaza, una fuente de hierro forjado y en ella siete caños de agua dulce, cristalina y potable que manaban constantemente, día y noche, y que abastecían del preciado líquido a sus habitantes.
Allí, acudían las mujeres del pueblo, con sus trajes oscuros y su delantal, portando en su cuadril el cántaro, que paseaban garboso, tanto lleno como vacío, con su movimiento de vaivén meciéndolo en sus caderas y que ocuparían luego en sus casas, en sus aguaderas un lugar prominente para su consumo.
También había en la Plaza dos cafés y una cochera, de carros y carruajes y un estanco en la esquina, que vendía de todo, el de Joselito Ocaña.
A la Plaza, llegaban en paralelo, cuatro calles, la calle Real, la calle Alta, la calle Las Torres, y las casillas chicas. Había otras pero no recuerdo sus nombres, que comunicaban con aquellas excepto la del Molino.
Pues bien en el centro de la calle Real, había una casa, mi casa, y en ella nací un 3 de agosto de 1921.
Mi casa era muy grande, o yo era muy chico , pues eso parecía.
Tenía dos pisos, abajo el zaguán , el salón, el despacho de mi padre, el comedor de lujo, una habitación enorme donde hacíamos la vida, la cocina y la escalera. Al fondo del zaguán , el jardín, y en el jardín el excusado, con su sitial y ojete.
El jardín era rectangular, con una gran parra y otros árboles que no recuerdo, y un grifo dorado, con un cubo debajo, donde tomaban el agua. En él se hacían las matanzas.
El jardín, que estaba empedrado, comunicaba con un terreno vallado, donde las gallinas y los pollos campaban a sus aíres, y al fondo una corraleta, donde se engordaban los cochinos para la matanza.
La escalera con dos tramos y descansillo, comunicaba con el piso de arriba, donde estaban los dormitorios.
Yo como era chico dormía en el dormitorio de mis padres y más con mi madre, la que compartía como cosa propia.
UN DOMINGO
Un domingo cualquiera, como otro cualquier domingo, en mi pueblo amanecía con el canto de los gallos.
El despertar en mi casa era más lerdo, procuraban que nuestro levantar fuese más tardío.
Antes, más temprano, ya trajinaba en la cocina, la cocinera, encendiendo los anafres y dándole al soplillo para avivar el llama del fogón.
El portal, ya estaba abierto, y se oía llamar con una vara en la puerta de cristales. ¡Molletes calientes! ¿Cuantos quieren ustedes?. Este era Pepe Montes, y repetía pregonado ¡Molletes calientes!.
No desayunábamos todos, cada uno lo hacía a su antojo. María nos preguntaba ¿ quieres manteca, flandes o colorá?.¿ O quieres aceite pa mojá?
Las cafeteras pues eran dos, una grande donde hervía las granzas con el recién molido del canjocillo del molinillo, era trasegado a otra cafetera más pequeña, ya en claro y con ella se servía al gusto, colado o sin colar. Eramos poco lecheros y la leche que tomábamos era de cabra.
Mi padre, antes de desayunar decía. María ¿ donde están mis huevos?. Y venía María con dos hueveras y se los ponía por delante. Primero cascaba uno haciéndole con un palillo de dientes un agujero , lo sorbía y a continuación el otro.
Una mañana le pregunté porque lo hacía . Me dijo que era para aclararse la voz . Mi padre cantaba la Misa del domingo y tocaba el órgano. Después se tomaba su café.
Más entrada la mañana se oía el tañido de la campana de la Iglesia llamando a misa. Aligerar, aligerar, que ya han dado el 1º Mi padre pedía sus puños y su cuello, recién almidonados que se ajustaban a la camisa con unos pasadores de marfil.
A mí, me ponían resplandeciente, y me mandaban a sentar para que no me manchara, lo cual no obedecía.
Que ya han dado el 2º. Aligerar. Si mi madre iba a misa, que no siempre, con su traje negro con ribetes de encajes, su moño bien recogido, en su cara El Tocalón, polvos que usaba mi madre, zapatos de media caña y un toque de perfume.El último que usó, se llamaba Madera de Oriente.
Antes que diera el 3º ya estábamos en la puerta de la Iglesia. En ella, el padre Álvarez Collado, familia por parte de madre de los Paco Díaz.
Cura de complexión hercúlea , amable y dicharachero, entablaba coloquio con los fieles antes de retirarse a la sacristía con mi padre para revestirse.
Detrás de él, empezaban a desfilar al interior del templo el gentío , a ocupar los bancos de altos respaldos. Yo me escapaba y me iba al coro,donde mi padre afinaba el órgano.
Daba el 3º y aparecía el cura, que llenaba todo el altar y con voz de trueno invitaba a la oración.
Empezaban los primeros sones del órgano y la voz de mi Padre entonaba el Venire, con voz clara, como la clara de los huevos y El Introito estaba en marcha.
Yo no prestaba atención, no tenía devoción ni fe , lo alcancé con los años , y me pasaba la misa mirando por el ojo de buey de la torre de la Iglesia o por la baranda del coro, o incordiando a los niños, muchachos del mismo. Más de una vez acabé en la calle.
Me causaba impresión, más bien respeto, la comitiva de los Marqueses cuando estando en el pueblo, iban a misa.
Primero los señores, Él y Ella, detrás sus hijos, Talía, Mercedes, Margot, Pepito, Maribel, Mariluz y Fabiola y un par de lacayos.
Pasaban por mi puerta y por delante de todas las puertas y saludaban con inclinación de cabeza a sus súbditos que se atrevían a rendirles vasallaje
Ellos ocupaban sitio preferente en la Iglesia. Finalizada la misa se formaban corros que platicaban y criticaban.
Los vecinos que pasaban y las mujeres que estaban en la fuente nos miraban de reojo, y yo correteaba con otros niños dando tirón y tirón.
Salía el cura y mi padre, hacían su parangón, se marchaban cada cual a sus tareas. Y para mi casa con mi madre y mi padre con el cura a donde quisiera Dios
COMENTARIO : Bello relato, que nos ha transportado a los años veinte del siglo pasado. Curiosidades como, de la fuente manaba agua abundante. Un par de décadas posteriores, la abundancia desapareció, de los siete grifos, solo salia agua en uno y cuando salia. Como el autor, hace alusión a la calle Túnel como Casillas Chicas, que era como se le conocía popularmente, hasta hace bien poco. A la calle Real, la nombra como tal, cuando todos sabemos que ese no es su denominación oficial. Sobre la calle Alta, no la ubicamos, puede ser calle Larga.
Referente al cura Álvarez Collado, lo califica de amable, dicharachero, añadiríamos algo más, según cuenta las malas lenguas, pero vamos a dejarlo ahí
Si desean ver el manuscrito original. Pinchen el enlace de abajo
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https://drive.google.com/file/d/1lE2QyADXVGDZAHm3C4LHv1NRBLtKpDJw/view?usp=sharing
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