PACURRO.- |
Doña Antoñita una anciana , viuda de un militar de baja graduación, que se apañaba perfectamente con la paga de viuda, no tuvo hijos, al quedarse sola decidió acoger a Daniela cuando aún era un bebé. La mimó, la cuidó con esmero, no le faltó detalle, la consintió y hasta la mal educó.
Daniela vivía a su antojo, sin nadie que le corrigiera, hacia lo que le venía en ganas. Un día, primero unos hombres con uniforme bicolor con aparatos extraños estuvieron largo rato en el dormitorio de Antoñita , más tarde otros muy trajeados con caras de circunspectos, la metieron en un caja y se la llevaron, nunca más supo de ella.
Rodrigo y Araceli, ambos octogenarios , matrimonio que vivían solos, sus tres hijos residían fuera de la localidad, amigos de doña Antoñita acogieron a Daniela, dispensando un trato similar al que le diera la difunta, aunque no le consintieron tanto, pero no regateaban cuidados.
Pasado unos seis meses,Rodrigo enfermó y tras una breve estancia en el hospital se marchó de este valle de lágrimas.Sus herederos decidieron llevarse con ellos a Araceli, así que otra vez Daniela tendría que cambiar de hogar.
Lola , persona huraña, asociable, fácilmente irascible, a pesar de su carácter se apiadó de Daniela y se la llevó a vivir con ella. En ese nuevo hogar la vida no fue tan placentera, tuvo que compartir espacios, comida y cuidados con otros congéneres. La mala suerte le perseguía, Lola cayó por la escaleras, sufriendo varias y graves fracturas.
Comenzó a correr por el vecindario el rumor que Daniela era un ser que daba mal fario, su llegada era sinónimo de mala suerte y desgracia, el bulo fue en aumento hasta convertirse en una creencia generalizada.
Nadie deseaba encontrarse con ella, solo nombrarla era motivo de desasosiego y preocupación, muchos cruzaban los dedos, otros se santiguaban y el resto maldecían en hebreo, cuando se cruzaban con ella.
En una asamblea general extraordinaria de vecinos, se trató como punto único, que medidas tomar contra Daniela, después de una larga deliberación se llegó al acuerdo casi unánime que Daniela debería ser sacrificada, eso si se buscaría un método indoloro, para ello un facultativo presente en la asamblea se ofreció para tal menester.
Sansón un gato romano, callejero, libre y anarquista advirtió a Daniela del peligro que corría. Ella decidió fugarse con su salvador. A partir de ese día su techo serían las estrellas y su hogar el mundo.
Sansón le enseñó a cazar ratones, aconsejándole que jamás confiase de los humanos, ya que eran seres como muchos prejuicios, supersticiones y una maldad innata a los de su especie , de los que nunca hay que fiarse, sin hacer caso alguno a las apariencias.
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