El hecho de publicar fotos antiguas, tiene su encanto, nos hace recordar a personas, entrañables, bonachonas, carentes de maldad, como la que aparece en la fotografía
Se trata de Juan López Ángel. Un bendito, puede que su capacidad intelectual no estuviese al cien por cien, claro que pregunto, ¿ quien lo está?. Pero lleno de valores, fiel, honrado, que le bastaba muy poco para vivir.
Juan trabajó en las labores agrícolas, pero sobre todo le emplearon como guarda de noche de las plantaciones de naranjas. Dentro de sus limitaciones intelectuales , fue el más responsable y el más eficaz. A ver quien era el guapo que se acercaba al robar ni siquiera una naranja. Corría serio peligro su integridad física. Insobornable, a veces a modo de prueba , hicieron el simulacro de intentar comprarle, para que les dejara sustraer los cítricos de su guardería. Imposible su fidelidad y responsabilidad no tenía límites, si insistías, corrías el riesgo de llevarte un buen garrotazo.
Amante del vino y del brandy, hay que reconocer que en el ejercicio de empinar el codo, tenía mucha habilidad y destreza. Era mucha la práctica
Quedó solo en Tesorillo, sus familiares directos emigraron, unos a la Costa del Sol, otros a Cataluña. Residía en un pequeño habitáculo de unos veinte metros cuadrados como mucho, con cubierta de chapa. Le pregunté muchas veces, en las noches gélidas de invierno, si pasaba frió. Duro como una roca, me aseguraba que nunca pasó frió. Juan era de otra materia distinta a la humana , mucho más resistente.
En los noventa, inauguraron frente a su vivienda el mítico local Trazos. Le tocó la lotería. Se mezcló con los cientos de jóvenes que acudían al local. Allí se bebía sus copitas y pasó a formar parte de la fisionomía del Trazos, a modo de comparación, una gaviota en Madrid.
Cuando tuvo una edad, fue acogido en el centro de beneficencia Cruz Blanca, regentado por la orden de los franciscanos y dirigido por Isidoro Macias, el super famoso y ejemplar religioso " Padre Pateras". No estuvo mucho tiempo, un par de años o menos , murió a la edad de 80 años. Los que lo visitamos alguna vez, intuimos, cierta tristeza y nostalgia. Él , era un ser libre, anárquico, sin horarios. Es cierto que en ese centro, estuvo atendido como mandan los cánones, limpio,comido y aseado. Puede que para Juan aquello fuese una cárcel de oro.
Se distinguió también, porque cierto apéndice masculino, lo tenía super desarrollado, motivo de charlas, comentarios jocosos y mucha sorpresa.
Quiero acabar con una anécdota, que la viví de cerca. Como comenté anteriormente, su trabajo principal era de guarda nocturno. De esa manera los viernes santos en plena campaña de naranjas , no podía acudir a los desfiles procesionales del Viernes Santo.
Un viernes santo, si pudo acudir . Cuando ese hombre, vio salir del templo, a nuestra Virgen de los Dolores . La emoción le pudo, arrancó a llorar como un niño , gritando enloquecido, ¡Guapa! , ¡Viva la Virgen de los Dolores!, aplaudiendo con rabia. Aquello me sobrecogió. Puedo asegurarles, que Juan no fingía, ni exageraba, porque su capacidad mental, no llegaba para tanto. Esas manifestaciones de alegría y devoción salían del corazón, de una persona noble.
Pacurro, noviembre 2018
Así era Francisco, tal como lo cuentas. Recuerdos de nuestro pueblo y nuestra gente que te agradecemos de corazón.
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