miércoles, 12 de diciembre de 2018

SECUELAS DE UN ACCIDENTE DE TRÁFICO



Mi comunicante, es una mujer, madre y abuela, la voy a llamar Ana, pero ese no es su verdadero nombre. Ella quiere que su mensaje se difunda, pero para nada quiere protagonismo.
Todo es consecuencia de un grave accidente de circulación, que sufrió su hija, madre de tres hijos menores, separada, como únicos ingresos los de su trabajo,  que en esas fechas y después de mucho tiempo, había encontrado un empleo  más o menos estable, además  de trabajar, en lo que realmente le gusta .

Una fatal  noche, cuando regresaba a su domicilio, conduciendo su vehículo, alegre por encontrarse con sus tres vástagos, tras una dura jornada. Otro vehículo que circulaba en sentido contrario, invade su carril. 
Colisión frontal, ese tipo de siniestro, en la mayoría de ocasiones suele cobrarse víctimas mortales. Afortunadamente este no fue el caso, aunque sí sufrió  graves secuelas físicas y morales.
Comentaba Ana, se te cae el mundo al suelo, cuando te comunican que tu hija ha tenido un accidente, cuando llegas al hospital, sin saber que va a pasar, si morirá, si le quedaran secuelas, si  postrada en una silla de rueda para siempre, le afectaría a la cabeza, no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Todavía me aterro , cuando me viene a la memoria, las palabras de los sanitarios. “Un milagro que haya salvado la vida”, sencillamente estremecedor.
Por eso quiere que este mensaje se haga público, por si de algún modo, despierta la conciencia de los que conducen, ha elegido  estas fechas, tan propicias a los banquetes, desgraciadamente con alcohol  por medio.
Afortunadamente, tanto la vida de su hija como  la del causante del accidente,  no corrieron peligro , los  sentimientos de toda la familia,   eran de perdón, solo deseábamos que ambos se restablecieran totalmente. Ella y su familia,  se interesaron por su estado , le visitaron en la habitación del hospital. Ahora bien, todo dio un giro de 360 grados, cuando supieron que el conductor del otro vehículo, conducía borracho, que casi con toda probabilidad, el alcohol, fue la causa del accidente. Es más, supieron que  era reincidente, ya había tenido episodios similares aunque con menos gravedad.
Ver a su hija  en una cama de hospital, llena de artilugios, postrada en una silla de ruedas, durante mucho tiempo no poder valerse por sí sola, siendo dependiente total, que en la actualidad se vale por un bastón ortopédico, la cantidad de dolores que ha sufrido a lo largo del tiempo. Ha perdido el trabajo, lleva muchos meses sin percibir ingresos algunos , con tres hijos que alimentar.
No solo eso, el sufrimiento de sus nietos, que mucho teme que les dejen traumatizados. Los sufrimientos de su padre y hermanos. Todo ello le llena de rabia, impotencia. Se pregunta, ¿que corazón hay que tener,  teniendo antecedentes, volver a conducir borracho? , poniendo en juego la vida de los demás, la suya parece que le importa poco, es un homicida en toda regla, como tal había que tratarlo. Las medidas para este tipo de conductores, para  su gusto y experiencia, son insuficientes y blandas.
Además está teniendo una actitud cobarde, le ha faltado hombría para interasarse por el estado de salud de su hija, para pedirle perdón. A diferencia de ella, que fue a visitarle en una silla de rueda, sin reprocharle nada, deséandole su total recuperación. A lo mejor piensa, que por el solo hecho que haya supervivido su víctima, todo está bien, olvidando tanto sufrimiento causado y los problemas económicos acarreados.
Ana se pregunta en voz  alta: 
       ¿Puede vivir tranquilo, como si no hubiese ocurrido nada.
         ¿ Puede dormir tranquilo, sin que le remuerda la conciencia ?.
        ¿ Como puede ser tan vil y tan cobarde, para no pedir perdón? 
A ella, le gustaría tenerlo delante y preguntarle: 
       ¿Has pensado alguna vez en los tres  pequeños?
       ¿Que esos niños, necesitan mucho?
       ¿Has pensado que tu víctima, ha perdido el trabajo?

No le desea nada malo, de corazón, quiere que se restablezca totalmente, sin secuelas de ningún tipo. Esto es lo que le desea: 
    Que todos los días de su vida, cuando despierte lo primero que le venga a la mente, sea  la imagen de una madre en una silla de ruedas, con tres niños a su lado
     Que cuando vaya a dormir la última imagen antes de conciliar el sueño. Sea la de una persona desvalida, necesitada de ayuda
   Que durante todas las horas del día, le ronde en la cabeza, la idea que ha destrozado una familia.

¡Ojalá! sirva de algo, el llamamiento de nuestra comunicante. Ruega, clama , no conduzcan con alcohol. Pueden causar muchas desgracias, la peor de todas, segar una vida. Eso les convertiría  en  asesinos con todas las letras.

Pacurro, diciembre 2018

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