María con su padre ( 9 meses) . Con 17 años ( marzo de 1938)
Con solo nueve meses, se queda huérfana de madre, se hace cargo de ella su abuela paterna. En Casares, su localidad natal, pasa una infancia y una adolescencia más o menos feliz. Su abuela se afana para que aprenda todas las labores propias de una mujer de aquella época, coser, bordar, croché, etc.
En 1936, salta la guerra civil, contaba 17 años. Durante la huida en Estepona, fallece su abuela, para los efectos su madre. De vuelta a Casares, se ve en la necesidad de volver con su padre, Pedro Valadez, que se había casado en segundas nupcias, por cierto lo haría por tercera vez . No quedan ahí las desgracias, por aquello de la represión, su padre es encarcelado y trasladado a Málaga. Ante tal circunstancia, una prima suya la acoge en su casa.Su prima como la mayoría de las gentes,es muy pobre, para comer solo había habas y tagarninas, vista la situación, pide a una amiga suya que trabaja como criada (era su denominación) en La Línea, le encuentre un trabajo similar.
Entra a servir con una familia muy poderosa, que reside en la calle Clavel, la única condición que le impone su amiga, es que no fuese a decir, que su padre era un preso político. Me sigue contando, que en esa casa aprendió modales, a servir la mesa, a estar atento que a los comensales no les faltase agua, a servir por la derecha y retirar por la izquierda,etc.
La familia se traslada a Madrid, como sus servicios eran muy buenos, le ofrecen seguir trabajando en la capital de España . A ella la idea de marcharse a Madrid, no le seduce. Otra familia igualmente poderosa que visitaba la casa, se la llevan a Málaga, para que trabaje para ellos, conocedores de su buen hacer.
En Málaga, vence los temores, y a sus nuevos patronos les comunica la situación de su padre, con el deseo de visitarlo en la cárcel. Consigue ver a su padre en prisión. También esta familia, se traslada a Madrid, le hacen la misma oferta que la anterior , igualmente ella la rechaza.
Regresa a Casares, con su padre ( ya en libertad) y su madrastra. Al parecer la madrastra era descendiente de la del cuento de Cenicienta. Le deja claro, que en aquella casa la poca comida que había era para sus hijos. Ante tal situación opta por marcharse, se entera que en el Acebuchal, hay trabajo en el arroz. No se lo piensa, hambrienta y casi descalza, emprende el camino campo a través y se planta en el Acebuchal, era principio de los cuarenta, cuando ya estaba comenzada la parcelación por parte de la Casa March , pero aún Tesorillo, seguía siendo una colonia agrícola, dirigida con mano de hierro, por los administradores de Juan March
Han pasado cerca de ochenta años y comenta, parece que fue ayer, cuando le pedí trabajo al encargado, José Rueda, para que lo conozcas, el suegro de María Cano. El trabajo en el arroz es duro, con el agravante, que no estar habituada . María es fuerte y vence todas las dificultades .Establece una buena amistad con Andrea, hija de este señor, comienza a enseñarle, todas las labores que ella domina ,otra vez la desgracia sacude a María, esta joven fallece de una hemorragia. Tal es su memoria, que señala el lugar del cementerio donde le dieron sepultura.
Portada del periódico ABC, del 14 de enero de 1919. En la foto un desfile de somatenes en Barcelona
El trabajo del campo se acaba, tiene claro que no va regresa a Casares, no quiere problemas con su madrastra. Comienza a trabajar en casa de Francisco Pro y María Montero, allí le tratan como de la familia, uno más. Tal es el grado de confianza que es madrina de una niña del matrimonio, Mercedes, otro revés más que añadir la pequeña fallece.
Por razones que no vienen al caso, sus servicios no pueden costearlo, se ve en la necesidad de servir en otras casas, de familias muy pudientes, uno de los administradores y otra con mucho poder en el pueblo. El trato que le dispensa es muy distinto que en casa de María Montero. La comida es poca y contada, con gracia me describe las rebanadas de pan, " Además de pequeñas, transparentes, se podía ver detrás la cara de mi compañera".
En ese periodo Zalea se enamora de María, a la pregunta que como comenzaban las relaciones. En la calle Real, en el paseo de los domingos. Le replico,¿ se puso usted dura?, por supuesto, ¿pero le gustaba?, claro hombre, era muy buen mozo y muy guapo.
Ya novia de Francisco , en una de las casas que trabajaba, le sucede un incidente. Uno de los varones, se tomó ciertas libertades, que ella no le permitió. Explicándolo, se pone seria y comenta. Lo puse en su sitio, yo no era mujer, si se escantilla le araño la cara. No dudó ni un momento contárselo a su novio, deciden buscar otro hogar donde poder trabajar. María Montero que se entera, le ofrece su casa para dormir.
Arriba dos bolsos de croché , confeccionados por María recientemente. Abajo elaborando encajes de bolillos.
María a pesar de las amistades, se siente sola, no tiene dinero ni ropas, para poder casarse. Con seis duros que ganaba el mes (0,18€), ya me contarán, Francisco es un jornalero y tampoco tiene nada. Decide irse a vivir con su novio a casa de este . Había que ser valiente y algo más , para dar un paso de ese calibre, en la España rural de los cuarenta, con un régimen totalitario recién instaurado, con la influencia y poder de la iglesia y una sociedad con muchos perjuicios sociales , con costumbres de la Edad Media. Su padre y su madrastra, al enterarse de la decisión que toma María, rompen cualquier tipo de relación.
Con mucho sacrifico la situación mejora poco a poco, la casa donde reside es propiedad de la Casa March, como es muy grande, deciden comprarla a medias con seña María la murciana, María Hidalgo ( otro drama de vida, que algún día contaremos). Ya anteriormente había contraído matrimonio. Con cierta sorna y pitorreo, comenta. A mi boda solo fueron los padrinos, Eduardo Barranco y Paca Leiva, José Jérez y Anita Díaz. Eduardo les prestó el primer pago de la casa, que tuvieron que poner a nombre de su padre, que se había reconciliado, ya que su suegro tenía deudas con los propietarios, estos cuando alguien entregaba dinero a cuenta para adquirir cualquier propiedad, lo primero que hacían era cobrarse la deuda. La suerte le cambia, recibe parte de una herencia y así poder hacer frente al pago de su actual vivienda, en la calle Larga.
La vida le fue mejorando, siempre de forma modesta. En 1954, nace su único hijo, José María.
Preguntarle por la salud, viéndola es pura cortesía, ahí interfiere su hijo. Está mejor que nosotros, no tiene de nada. A penas va al médico, más de un facultativo ha preguntado quien es esa mujer, cuando ve su historial en el ordenador, se llevan las manos a la cabeza. Hace 14 meses que no pisa el Centro de Salud.
Camina todos los días,en el tramo de las confluencias de la calle Larga, con Nueva y Cuesta, unos cien metros. A la pregunta, cuanto tiempo, hasta que me canso responde . Hace personalmente sus compras, para ir al supermercado, tiene que subir una pendiente bastante pronunciada, le molesta cuando otras personas, mucho más jóvenes , exclaman, ¡que me asfixio!. No permite que nadie le lleve el carro de la compra.
Es una virtuosa con el croché y lo bolillos ( por cierto que aprendió a trabajar con ellos, siendo ya octogenaria) , arriba en la foto, pueden observar dos bolsos obra suya, en uno de ellos, a modo de enganches, ha utilizado, las pestañitas metálicas, que tienen los botes de refrescos y cervezas. Auto-suficiente, vive en su casa de toda la vida , aunque le acompaña una vecina, solo como precaución y por deseo de su familia, que la componen, su hijo, su nuera, tres nietos y tres bisnietos, como no podía ser de otra forma le adoran y María a ellos. La mayor de ocho hermanos, fruto de los tres matrimonios de su padre, solo le sobrevive una hermana.
Cuando finalizaba nuestra conversación, a la pregunta, que si se sentía casareña o tesorillera. Con sinceridad, me dice. Quiero mucho a Casares, pero soy más de aquí que de allí.
Hablando del pasado, dice que le marcó cuando en Mayo del 43, asesinaron a los administradores Antonio Bruguera y su cuñado Miguel Veynn. Expusieron los féretros en un salón de la Casita de Campo. María fue al lugar, allí contemplo a la compañera sentimental de Antonio Bruguera, María Vela, muy arreglada y muy afectada.
Esta cenicienta del siglo XX, confiesa, que el secreto de tanta longevidad y buen estado físico, es comer de todo en pequeñas cantidades. Todavía salta a la comba, luchadora, trabajadora, inteligente, avanzada a su tiempo, independiente, amable, simpática, vital, elocuente , bondadosa, de fuerte personalidad, así estaría largo tiempo.
Desearle muchos años más de vida. No solo es la abuela del Tesorillo, es el paradigma de todos nosotros, se puede resumir con una palabra, VIDA.
Estoy seguro, que no sera el único homenaje que le tributen.Debemos dar gracias a Dios, al destino, a la vida, cada cual que elija lo que desee, pero debemos agradecer, que María Valadez Ramos, María Zalea, viniese a parar a San Martín del Tesorillo, para quedarse para siempre, entre nosotros.
Orgulloso de haberla conocido, aunque no de nacimiento sí de corazón, tenerla como paisana.
Pacurro, enero 2019
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