viernes, 8 de febrero de 2019

Juan José " El Fontanero". Otro gran amigo que se nos fue


La foto refleja como fue Juan José. Alegre, divertido, buena persona.

En una ocasión pude oír, de una persona muy autorizada, que  no estamos preparados para aceptar la muerte de un ser querido.
Lo corroboro  totalmente, cuando  ayer  jueves 07 de febrero de 2019, sobre las seis y media o siete menos cuarto de la tarde, recibo la noticia del fallecimiento de  Juan José Albarrán Gómez, "  Juan José El Fontanero", a pesar que hacía dos o tres días que se esperaba el fatal desenlace.Un gran amigo,  mío y de  mucha gente.
Contaba 58 años, el próximo 22 de mayo hubiese cumplido los 59. Definirlo resulta fácil, excelente  persona, super trabajador,un luchador nato,   persona inquieta que no podía estar parado , amante de su familia,  su esposa Juani y sus hijos Rubén y Ana, servicial, generoso .Durante muchos años, su actual vivienda en el Secadero, cuando estaba en fase de construcción, fue nuestro  centro de reuniones, celebraciones, comilonas, fiestas de navidad. Al final,¿ a quien le tocaba limpiar, tirar la basura? . Le tocaba    a él, jamás protesto por ello, se sentía orgulloso de poder compartir y  complacer a sus amigos. Durante ese tiempo que fueron bastante años, la llamamos Villa Colorado.
Otra víctima que se cobra esa terrible enfermedad que me niego a citarla, en unos pocos meses el bicho lo ha  ido minando, apagándose como una vela.



Nadie podíamos pensar que una persona, rebosante de salud, sin malos hábitos de vida , con una gran capacidad para el trabajo, que le gustaba mucho caminar , practicar senderismo, le fuese a tocar, pero así es la vida, que es la que tenemos, pero que no acepto como está estructurada. A Juan José le quedaban muchas cosas por hacer en este mundo.
No tuvo una infancia fácil, con cuatro o cinco años, quedó huérfano de madre . Su madre murió en su presencia, cuando acababa de contarle un cuento, aunque cariño no le faltó de su padre , su abuela Ana y familiares, pero una madre es insustituible.
Con solo catorce años, comenzó a aprender la profesión de fontanero, convirtiéndose en todo un profesional, ejerciéndola hasta que cayó enfermo.
Pero para nada este escrito, pretende ser un relato triste. No, a Juan José no le hubiese gustado. Detestaba hablar de males, de hospitales, no soportaba los duelos, ir a un velatorio, le costaba Dios y ayuda, lo suyo era la alegría, la broma, disfrutar con y de sus amigos.
Poseía un ingenio especial para las bromas, bromas para nada molestas  que al final nos causaban risas y jolgorio. En las reuniones , una vez y otra se las valía,  para rellenar una botella de vino vacía de agua, siempre caíamos. Eso que lo sabíamos, pero con una habilidad rara, no conseguíamos descubrirle .
Un 28 de diciembre, se levantó de madrugada, para dar el cambiazo al pan de un intimo amigo, pan que  la panadera había dejado en la puerta minutos antes, por  otro duro de varios días.
Quizá las más original, fue cuando un grupo de amigos durante varios años en verano , estuvieron alquilando una furgoneta, para marcharse de vacaciones. Compró a un magrebí  un despertador, que le costó trescientas pesetas, en la azotea de su domicilio, con un pegamento especial, pego el artilugio de arriba, para que el aparato cuando sonase la alarma no se detuviese, con la habilidad que le caracterizó, lo introdujo en medio de las maletas, antes había programado la alarma a las tres de la madrugada. Sobre las doce de la noche, estos amigos emprenden la marcha, a las tres en punto cuando viajaban en plena autopista en dirección a Asturias, el despertador comenzó a sonar. Alguien comentó, cuando pase un tiempo parará, pero no paró. Consecuencia, detenerse en un área de servicio, maletas al suelo y encontrar el reloj, por supuesto que seguía sonando, nadie dudó que aquello era obra de Juan José.
La cuchufleta  que siempre soñó, pero que por razones materiales no pudo ejecutar. Consistía en alquilar una grúa, y depositar un Ford Fiesta, que tuvo durante muchos años Sebastían Gutiérrez en la azotea de la vivienda. Veinte veces que lo contará, veinte veces que nos partíamos de risa, porque lo describía tan bien, que lo veíamos con si fuese realidad.
Culé confeso, en medio de muchos madridistas. Cuando su equipo perdía, recibía por todas partes. Pero cuando era al contrario, tenía para todos, con gracia y ocurrencias que solo él poseía. Era el  animador de las reuniones, a su lado, no había lugar para el enfado, las malas maneras o caras largas, la risa, el buen ambiente estaban asegurados.
Así queremos recordarlo, esbozando una gran sonrisa,  no  hubiese deseado que fuese de otra forma.
La vida continúa, los amigos volveremos a juntarnos ,  siempre hay algo  que celebrar, pero sin Juan José, ya nada será igual, se lleva consigo ,  una gran carga de alegría,  animación, diversión, entretenimiento.
Nunca te olvidaremos. Descansa en paz gran amigo.

Pacurro, febrero 2019



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