lunes, 1 de abril de 2019

Entre Letras y Esquilas. Por Salvador Delgado Moya

Como hemos venido informando, el pasado 28 de marzo, se presentó en S.M.Tesorillo, el número 6 de  la revista cultural Estrechando. Dedicado monográficamente a Miguel Hernández.

La publicación consta de 53 relatos entre prosa y poesía. Uno de esos relatos es obra de Salvador Delgado Moya ,  representado de esa manera y muy bien a Tesorillo. La noche de la presentación, dicho relato fue leído públicamente por María José Pro.

Publicamos el realto: 


ENTRE LETRAS Y ESQUILAS

¡ Que suerte tuvo Orihuela de parirte !
Grandioso estilista de palabras. Viajero de dos generaciones implorando su presencia en ambas.
Parsimonia educada con esquilas, resonando en montes de silencio y soledad, solamente interrumpido por la magia indescriptible de una necesidad imperiosa de escribir y comunicar verdades.
Alma suelta en campos exhibicionistas de realidades, donde diariamente enriquecía su necesidad de comunicar verdades desnudas, utilizando un verbo metafórico, ideal para reforzar los sintagmas de su creación.


Mente acompañada de una luna influida por una luz tridimensional: menguantes de Garcilaso, crecientes de Góngora y lunas llenas de Quevedo.
Soledad y pena cogidas de la mano. Injusticias en los campos de batalla, gritos de desesperación en una sociedad sometida, guerras épicas para buscar el sentimiento con coherencia, dentelladas de incoformismo, explosión  de rebeldía de una imposición, pandemia regurgitando una necesidad imperiosa de cambiar la historia.
Atardeceres de vientos con ráfagas de vida, muerte y amor.
Azotando tu alma enamorada a ese peregrino de cárceles que cumplió, condena por amar desorbitadamente con un realismo, con una pureza y con una pasión imposibilidad de cuantificar, ante los parámetros establecidos por almas carentes de sensibilidad, apostaste por el amor, padeciendo un duelo, transitando un calvario ante la injusticia social, transmitiendo voces de congruencia, dolor desorbitado, pasión curtida entre días interminables de soledad y amor encerrado por bocanadas de insolencia humana.
Utilizaste metáforas de un mundo rural que te enriquecía ornamentando palabras y versos épicos. Batallando diariamente entre tinta de amor y papel de muerte, exaltando el ánimo y el arrojo de unos combatientes famélicos de iniciativas y desnutridos de estimulación, quisiste invocar a la nueva esperanza decapitando la sumisión, alimentándole de pan y cebolla, que hicieron llorar a nuestras almas.
La naturaleza te puso el decorado necesario para vaciarte espiritualmente de torbellinos de sensaciones amorosas. Sol radiante que acompañaba reflejos de amor por doquier, cargados de inocente sexualidad y sensualmente, apoteósicos.
Fuiste un visionario de alforjas repletas de palabras desnudas inherentes al verso y a la prosa. Caminante de veredas camperas pletóricas de abulagas con fragancia a amor, de jarras con olor a vida y los lentiscos con tufo a muerte.
¡ Que sigan sonando por esos caminos cencerros, anunciadores y pregoneros emocionados por la calidad literaria y sentimental de tu pluma !.
¡ Que esa alma montuna reaparezca en nuestras vidas acompañada de la confidente pasión de la luna !.
¡ Que sigan ordeñando ubres pletóricas de realismo y enriquecidos con la magia de tu arte !
¡ Que siempre seguirás vivo, Miguel Hernández !

Salvador Delgado Moya 

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