domingo, 23 de junio de 2019

José Perniles un topo tesorillero


Días pasado y coincidiendo con el día de la memoria histórica, Rosario Calle Vázquez vecina de San Martín del Tesorillo,  a través de  su perfil de Facebook, recordaba la historia  de su bis abuelo José Ramos Ruiz ( 1896-1948), conocido como José Perniles . Digo recordaba  porque la historia de José es conocida por los que tenemos ya una edad, aunque corría el peligro que fuese olvidada, por ese motivo entre otros la rememoro en  esta publicación.

El hecho de titular este relato como un topo tesorillero su razón. En el 1977 se publica un libro obra de los escritores Jesús Torbado y Manu Leguineche, reeditado en 1999. El libro trataba de esas personas que durante muchos años estuvieron escondidos, por temor a represalias del régimen franquista consecuencia a su militancia republicana y que salieron de sus escondites a finales de los sesenta cuando se dictó una ley de amnistía . No había que ir muy lejos para tener un caso cercano, como el de Pablo Pérez Hidalgo alias " Manolo El Rubio", un guerrillero del maquis, que se escondió en un  cortijo cercano a la  localidad malagueña de Genaguacil. Al parecer  en 1977 fue delatado por el estanquero de la localidad, porque la compañera de Pablo dejó de comprarle tabaco, al final no recayó pena alguna sobre él, ya que estaba en vigor la amnistía antes referida.
Muy amablemente Rosario y su madre Juana Vázquez Ramos,  se prestaron a contarme la historia de su abuelo y bis abuelo, vivencias que ambas recibieron de la hija de José, Francisca Ramos González  (q.e.p.d.), madre y abuela respectivamente de mis interlocutoras, una persona sencillamente encantadora, derrochaba de manera natural dulzura aunque solo fuese saludándote.
José Perniles,  de profesión albañil, de salud delicada, de fuertes convicciones de izquierda, militante del sindicato C.N.T., por supuesto republicano. Valiente ya que en las elecciones cuando gobernaba la república el no se escondía para nada, cuando manifestaba públicamente que votaría a las izquierdas, en aquellas fechas, los administradores de Casa March, propietaria de San Martín del Tesorillo, ejercían una fuerte presión sobre los trabajadores para que sus votos fuesen a las derechas, estos  por miedo decian una cosa  , al final cuando se hacia el recuento de votos resultaba otra cosa. José iba de cara, por delante
Sus fuertes convicciones de izquierda, a diferencia de muchos de la época no le impidieron ser un hombre tolerante, permitió que su hija Francisca asistiera a la iglesia y recibiese educación religiosa, aunque él era persona ateo. Es más en plena república falleció un hijo con quince años, por parte de los afines a la republica los entierros religiosos no estaban bien visto, inclusive podría acarrerale problemas,  sin embargo complaciendo la petición de su esposa Teresa González Garcia, accedió a que su hijo se le hiciese un funeral religioso.
Ejerció muy brevemente como guardia municipal, no llegó a cobrar  debido a la sublevación de parte del ejercito contra la república y el desencadenamiento de la guerra civil. En esos días convulsos, tuvo una acción de  hombre cabal que siempre honrará su memoria. Un tesorillero al parecer afín a la sublevación militar, fue apresado y encarcelado  por milicianos de Manilva. Perniles junto a otros tesorilleros se plantaron en Manilva, no sin tensión y forcejeos consiguieron rescatarlo, de esa manera salvar su vida, porque casi con toda seguridad hubiese sido fusilado.
El golpe militar triunfa y nuestro personaje se ve en la necesidad de ocultarse si quería evitar la represión, pena de muerte, campo de concentración o largos años de carcel, solo por el hecho de ser republicano y defensor  del gobierno legitimamente constituido. Su topera en particular, una corraleta, un pequeñisimo habitáculo es habilitado para que no infunda sospecha, sin poder moverse en las horas diurnas,  permanece escondido, cuando llega la noche y con mucha cautela salia de su escondite, sin abandonar para nada el domicilio familiar. Así permaneció aproximadamente dos años
Se impone la promesa de no afeitarse  mientras durase su cautiverio, su salud física se va deteriorando sufre problemas respiratorios, también psicológicamente tiene problemas, la situación era sencillamente para volverse loco. Son muy pocas las personas que saben su paradero al margen de la familia. Dándose situaciones curiosas, por ejemplo cuando había sospecha que la Guardia Civil, iba a registrar el domicilio, se metía en una canasta, tapado con ropa sucia era transportado por mujeres que simulaban ir al río a lavar. O cuando una chiquilla de la calle le vio y se asustó al ver un hombre de largas barbas, se ve que la aleccionaron muy bien, porque no transcendió para nada.
Teresa su esposa una bendita mujer, creyente y practicante, pasa a trabajar con el párroco el padre Pau Ellice de origen gibraltareño. El padre Pau, persona compasiva y cristiana  se compromete a ayudar a Teresa para que su esposo pueda abandonar su particular cárcel, con la mala suerte que un día se siente mal, le pide a Teresa que aquella noche se quede en la casa rectoral y fallece. Teresa contaba que aún de cuerpo presente, las personas pudientes y en teoría religiosos, se repartieron las pertenencias del cura párroco. 
Toma  una determinación,  sabedora que José no puede permanecer más tiempo en esa situación  le pide ayuda al médico del pueblo don Ernesto Lobo Hernández Rubio . Contaba que don Ernesto hombre sabio, le dijo a Teresa antes que ella hablase nada, sé a lo que vienes. El médico y el sargento comandante de puesto convence a José para que se entregue, con la promesa que su vida no correría peligro. Al respecto me contó en su día su  hijo  Manolo, conocido como Manolo El de Teresa. Que tuvo que acarrear  a su padre a cuestas desde la calle Las Torres hasta el cuartel de la Guardia Civil, ubicado en la calle real, ya que debido a la inmovilidad los músculos se habían atrofiados. No obstante tuvo que cumplir condena de año y medio  aproximadamente en la prisión  de San Roque, la estancia en prisión le agravaron mucho más los problemas de salud, después de algo más de un año en libertad fallece en 1948 a la corta edad de 52 años.
En el periodo en que José estuvo preso, Teresa su esposa, que tenía una bonita voz,  un viernes santo dedicó esta bella saeta a nuestra Virgen de Los Dolores

Virgen de Los Dolores
ablándale el corazón
a quien mi marido
tiene metido en prisión.

Cuando finalizó mostrándole su hija, exclamó " Por mi niña Virgencita mía"

Su familia me encargó que del mismo modo  como siempre quiso Francisca Ramos, la adorable Kisca,  la historia fuese contada sin ánimo de venganza, odio o cualquier cosa que se le pareciese. Simplemente que se conociera para que nunca jamás vuelvan a suceder hechos como aquellos del 36. Que impere el respeto, la tolerancia, el compañerismo, entre todos. Para que nadie vuelva a ser represaliado, perseguido, condenado o muerto  por sus ideas.

Gracias a Juani y a Rosario, por su amabilidad  por contarnos esta más que interesante, triste y la vez bella historia.

Pacurro, junio 2019

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