Cuando hablamos de la gente nos referimos siempre a los otros, a los demás. Parece que nosotros no somos gente y cuando ocurren las fiestas ilegales, las comidas de más de seis , la falta de distancia física….eso no lo hacemos nosotros, eso lo hace siempre la gente. Así sería una conversación de nosotros y no de la gente:
Nosotros salimos a tomar una copita, nada del otro mundo, porque nos llamaron unos amigos. Luego, ya nos quedamos a comer porque nos dio mucha alegría vernos. Pero nos daba miedo cómo estaban los bares con la gente.
Nosotros terminamos de comer y nos tomamos un café con unas torrijas. Pero a esas alturas de la tarde, uno del grupo nos dijo de tomar unas copas pero todo con mucho cuidado. Nosotros sí, siempre con mucho cuidado pero la gente era de vergüenza, todo estaba a reventar. Nosotros, con mucho miedo.
Sin embargo, la gente va a todas partes, no se pierde una. La gente entra y sale y hace lo que le da la gana y eso no puede ser.
Nosotros no, nosotros aquí. Hoy tenemos un cumpleaños, pero nada la familia y poco más. Nuestros padres, los suyos, los hijos, los cuatro sobrinos y los amigos más cercanos, los imprescindibles porque son los allegados. En definitiva, los que nos juntamos siempre. Nada del otro mundo, quince personas , veinte como mucho. No como hace la gente que hace los cumpleaños como si no pasara nada, y es que no se enteran.
Y ya en la Semana Santa, nos iremos al campo que allí se está tranquilo. Se vendrán la cuñada y los niños. También le hemos dicho que se vengan nuestros sobrinos para que no se queden solos.
Allí en el campo se pasa bien, comemos, siestecitas, cantamos y nos reímos. Nada más porque da miedo ver como está la gente y, claro, esto no se puede acabar porque la gente pasa de todo y no hay mano dura. A nosotros es que nos da mucho miedo pero la gente es como si no pasara nada.
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