El 31 de diciembre de 2021; publicábamos la entrada que reproducimos literalmente, a pesar que solo han transcurrido dos años, consideramos oportunos volver a incidir sobre el tema, que no es otro, que recordar, añorar, cuando recibíamos el año nuevo en la Plaza
Esta noche (31 diciembre) , la mayoría nos comeremos las uvas recibiendo al nuevo año , dicha circunstancia me ha movido a escribir el siguiente relato.
Una vez comenté que en Tesorillo existían tres monumentos a la inutilidad. Los dos semáforos a las entradas de la población, colocados en la A-2101, a la altura de calle Las Vegas y en las inmediaciones de la Cafetería Sabana, se instalaron como mínimo 25 años atrás , jamás han funcionado, el de Cafetería Sabana, fue retirado ya que un vehículo colisionó con el artefacto . Otro es el reloj que luce en el frontispicio de nuestra iglesia ( ver fotografía), no recuerdo el año exacto de su instalación, si recuerdo que por aquel entonces era alcalde pédaneo Manuel Alamino ( años 90) . Lleva sin funcionar más de quince años, prácticamente desde sus comienzos, las averías eran constante, hasta que dejó de funcionar.
Durante un buen puñado de años, fueron muchas las personas que recibíamos el nuevo año al son de las doce campanadas de dicho reloj, aunque esta costumbre comenzó antes de que existiera el reloj. Concretamente a finales de los 80, siendo alcalde José María Casuso, nos reuníamos en la plaza para recibir el año nuevo. Los primos Juan Martín Riscos y Juan Riscos Sánchez, se encargaban de la parte técnica y de la música respectivamente, al principio las campanadas se daban bien con algún objeto metálico preferentemente de cocina o conectando el equipo de voces a una emisora de radio, hasta que en los 90 se adquirió el citado reloj
Poco a poco se transformo en cita obligada, cada noche vieja eran más los tesorilleros y nuestros vecinos de El Secadero ( eran otros tiempos), los que nos reuníamos para dar la bienvenida al nuevo año., creándose un gran ambiente, con varios cientos de personas.Se vivían momentos de camaradería, alegría, de buenos deseos, multitud de besos y abrazos, todo ello con el jolgorio propio de una noche vieja y añadiendo brindis con vinos espumosos
El principio del fin vino con la llegada del nuevo siglo. La noche vieja de 1999 que daba paso a una nueva centuria de años, el dichoso reloj no funcionó, aquello fue un auténtico fiasco. Se intentó retomar lo que empezaba a ser tradición en años venideros, pero el daño ya estaba hecho, fue bonito mientras duró
Lanzo dos preguntas : ¿ Se puede reparar el reloj? ; ¿ En caso que se repare, seria viable volver a comernos las uvas de fin de año en la Plaza ?
P.D: Cuando agoniza el 2023, mucho nos tememos que esa bonita costumbre, es muy difícil que vuelva, por no decir imposible
No hay comentarios:
Publicar un comentario