Hoy cumple años — solo 32— una persona que estuvo por aquí menos tiempo del que nos hubiese gustado… pero vaya si dejó huella. Hablamos, cómo no, del padre Ramiro.
Su marcha fue tan sentida que dolió hasta a los que pisan la iglesia solo en bodas, bautizos y comuniones (si hay convite, mejor). Hubo quien intentó que no se marchara, que volviera, que nos concediera un "milagro de retorno". Pero, como suele pasar con las causas justas y las ilusiones colectivas, tras el entusiasmo inicial todo se fue apagando… como la llama de una vela de Pascua mal encendida.
Ramiro, además de ser un gran sacerdote (sí, de los que no dan sueño con el sermón), tiene una calidad humana de esas que no se fingen. Y una calidez que derretiría hasta al más frío de los feligreses.
¡Feliz cumpleaños, Pater!
Que Dios te bendiga… y si algún día te da por volver, aquí te esperamos con los brazos abiertos
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