Antes de continuar,
dejar meridianamente claro, con el siguiente relato no pretendo para nada ser oportunista, sensiblero, tratando de impresionar, mi única pretensión es reflexionar en público.
Repasando
el horrible ranking de genocidas encontramos en los tres primeros lugares a Mao
responsable de 75 millones de muertes, Stalin 23 millones e Hitler 17 millones,
unos angelitos.
Conociendo
esas cifras todos nos estremecemos, pensamos eso es pasado, difícilmente podrán repetirse criminales tan
sanguinarios. Pero no es menos cierto que permanecemos inmunes o casi, ante las veinte y cuatro mil muertes diarias
en el mundo consecuencia del hambre y las guerras o ambas en conjunto, o los ochocientos
cincuenta millones de personas afectadas por el hambre.
Se puede considerar, los de
a pié, los ciudadanos corrientes poco podemos hacer. Preguntémonos, ¿se podría hacer más?, efectuemos un examen de conciencia y respondámonos para
nuestros adentros.
Estamos
informados a diario de las miles de
tragedias humanas, como personas a riesgo de morir y muchos encuentran la muerte, se lanzan a la
desesperada buscando un mundo mejor. No hace mucho un hombre con un bebe en
brazos que había sido rescatado poco antes de hundirse en el mar, manifestaba
que eran cinco de familia, que si alguno de los cinco conseguía sobrevivir
había merecido la pena el intento. Como hay que estar de desesperado para
llegar a esa situación.
Mientras
tanto los gobiernos del primer mundo mirando para otro lado, tratando de sellar fronteras, instalando
alambradas, creando barreras que impidan la llegada de esos desgraciados,
un candidato americano impresentable donde los haya, prometiendo, si llega a la
presidencia de los Estados Unidos devolverá masivamente inmigrantes y construirá
un muro en la frontera con Méjico, lo peor de todo miles de personas
entusiasmados y aplaudiendo a rabiar.
Lo que he
venido a decir no es nuevo, es un tema manido, pero las tragedias continúan, el primer mundo explota al tercero
y lo avoca a la desdicha. No descartemos que algún día nos pidan cuentas, ya se
sabe la venganza suele ser muy cruel.
Dentro de
cien años o menos, probablemente no exista
ranking de genocidas identificables por su nombres y apellidos, pero puede que haya uno
generalizado, donde figuren los países
desarrollados, los ricos y poderosos y en esa clasificación implícitamente estaremos la mayoría de nosotros, con una cuota mayor o menor de genocidas.
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