En la noche del próximo 31 de
octubre se celebrará la fiesta de Halloween.
Fiesta de origen celta de mucho
arraigo en los países anglosajones, celebración
igual que muchas tantas la iglesia bien se la quedó para sí o simplemente se
adaptó a ella.
Esa noche los menores tocaran a las puertas y con la consabida frase
“Truco o Trato”, demandarán alguna que
otra golosina.
Dicho lo cual, dejando patente
sin ningún tipo de dudas, que cada cual es libre de hacer o celebrar lo que
quiera, siempre y cuando no afecte a la libertad de los demás. No me gusta
para nada esta fiesta, porque no es nuestra, me atrevería a decir que no la
están metiendo con calzador, no hay tradición, es más no casa con nuestra
idiosincrasia.
Pero somos así, muchas veces no cuidamos lo propio y no gusta imitar o copiar lo foráneo. Algo
parecido con mucha mayor proyección está
ocurriendo con la celebración de Papa Noel. Si tenemos a nuestros queridos
Reyes Magos, simpáticos y adorables donde los haya, a que viene rendir
pleitesía a un señor gordo, vestido de rojo con barba blanca, fruto de la invención de los
publicistas de Coca-Cola.
Y no me vengan con la excusa que a los niños a los que se les entregan los juguetes la noche de
Navidad, tienen más tiempo para disfrutar, si lo recibieran la noche de Reyes. Como si no hubiese fines de
semanas, festivos, puentes, vacaciones, a lo largo del año, los padres de los
escolares pueden dar fe de ello.
Me gustaría que meditaran lo
siguiente. ¿Aceptarían en la Gran Bretaña o los Estados Unidos de América, celebrar la
festividad de los Reyes Magos?
Porque no promocionamos más los
tostones de “Tosantos” y las visitas a los cementerios el día 1 de noviembre,
tradiciones que se van perdiendo lenta pero inexorablemente.
Cuidemos nuestras creencias, costumbres,
tradiciones, que son nuestras, no
importemos cosas de tierras extrañas, que se nos parecen lo que una castaña a
una pelota de tenis.
Hace ya unos años, alguien que va
por la vida de intelectual, me calificó como carpetovetónico. Les prometo que era la primera vez que tenía
conocimiento del término, así que acudí al diccionario de la R.A.E.
El cual lo define como. (Considerado como característico de la España profunda frente a todo influjo foráneo).
El cual lo define como. (Considerado como característico de la España profunda frente a todo influjo foráneo).
Mi respuesta: “A mucha honra”
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