Salvador Delgado Moya, ensalza la figura de Pedro Estévez Benítez , "Pedro el ministro". Un hombre modesto, sencillo, humilde, pero que ha trabajado, lo sigue haciendo y lo hará en el futuro, por San Martín del Tesorillo.
Salvador hace justicia con un buen tesorillero de adopción, pero que quiere a Tesorillo, como si hubiese nacido en nuestro pueblo.
PEDRO “EL GRANDE”
A lo largo de la historia de la humanidad han existido
personas y personajes que escribieron la modestia, la disciplina, la vehemencia
y el rigor, con letras mayúsculas, en épocas con especial relevancia por sus
hechos, sus conductas o sus aportaciones.
Existió un tal Pedro I de Rusia, apodado
“Pedro el Grande”, perteneciente a la dinastía de “Los Romanov”. En la época
actual también tenemos un Pedro, no tan grande de estatura, pero sí, grande en
sencillez y dedicación, perteneciente a la dinastía de “Los Ministros”.
Creo que podrán existir similitudes entre los dos, o no, pero no se equivoquen,
dentro de ese menudo cuerpo existen particularidades que, a mi parecer, lo hacen especial.
Parece increíble que a tus 68 años sigas
instruyendo con el mismo espíritu de lucha, a tambores, trompetas y cornetas.
Parece sorprendente cómo desde siempre
sigues demostrando auténtica devoción por la música y desbordando ganas para perseverar con las tradiciones locales,
consumiendo tu tiempo, derrochando ganas, alentando la paciencia y capoteando las
inclemencias meteorológicas sufridas.
Parece asombroso cómo disfrutas y te
emocionas promulgando la pasión y el gusto por acordes que deleitan a un
público, que en ocasiones puede ser desconocedor de la lucha concienzuda y
desinteresada, para el deleite de la
comunidad.
Te escudas en el pentagrama de la
humildad, el entusiasmo y la dedicación, armas indispensables para la
consecución de finales engalanados con la brillantez de la fuerza de voluntad
que posees. Han sido muchas las generaciones que aleccionaste con conductas y
trabajos exquisitos. Ojalá sigas con el afán de enseñar magistralmente a tus
pupilos y que en la historia de este pueblo, pueda estar tu nombre impreso por
enaltecer las ganas, el trabajo y el compromiso derrochado con, y para,
nuestros hijos.
Sigue Pedro, sigue. No pares nunca. Continúa
dándonos clases de perseverancia, de estimulación hacia nuestros jóvenes, de
encararte con las trabas y echarle el coraje necesario para surgir y promulgar
tu mérito. Esa pasión y ese trabajo desinteresado algún día serán recompensados en
agradecimientos sinceros, vítores de alabanza y aplausos cargados de
gratificación.
Desde aquí, querido Pedro, quiero darte
las gracias públicamente; por los muchos
momentos de soledad, por el sacrificio continuo, por la entrega indiscriminada,
por la convicción certera, por el entusiasmo desbordado, por la enseñanza y por
enseñarnos a todos que con un espíritu luchador, como el tuyo, se hacen realidad
los proyectos y que la ilusión existe cuando se realizan con personas como tú.
Has sido testigo de tardes de frío, de
noches de “chirimiris” y en ocasiones, hasta sin techo para ensayar… ¡Pero ahí
estabas tú!, prodigando las ganas, el ímpetu y la constancia. ¡Olé tú!
Me he fijado en cómo el Cristo de la
buena Muerte y la Virgen de los Dolores lloran de emoción cada vez que tu banda
emite sonidos de aclamación y te hacen un guiño, dándote las gracias con palabras
mudas por enaltecer nuestra Semana Santa, por aunar almas juveniles e
implicarlas en una causa fascinante, la música.
Te mereces que los tambores suenen a los
máximos decibelios, que las trompetas reciban una cantidad ingente de aire y
que suene la banda en reconocimiento hacia ti,
porque personas como tú representáis el estandarte necesario e
imprescindible en la sociedad actual en que vivimos.
Pedro,
¡tú si eres grande! Deberían existir muchos como tú. Enhorabuena a tus hijos, a
tu mujer, a tu familia, porque con “La Moncloa” de testigo, puedes presumir de
un trabajo muy bien hecho, de un legado exquisito, elegante, altruista y poco
reconocido.
Aquí, en San Martín del Tesorillo, se te
quiere, se te respeta y se te admira. Grande Pedro. Muy grande.
Don Pedro Estévez Benítez, gracias. Muchísimas gracias.
Fdo. Salvador
Delgado Moya.
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