Hay traemos en el apartado de personajes, a una buena mujer, generosa, amable, cercana, de corazón gigante, de fácil conversación, que Dios la dotó de una paciencia casi como la del santo Job. Hablamos de Antonia Gámez Múñoz .
Casada con Francisco López García, otra gran persona, con idénticas cualidades, aunque de carácter más sosegado. Ambos naturales y vecinos de Estepona, recalaron en Tesorillo, a principio de los 50, 1952 o 53. Francisco se dedicó a la explotación de una finca de cítricos, Antonia a las tareas del hogar. Del matrimonio ya habían nacido dos hijos, Tomás y Pedro, en el 54 ya en Tesorillo, nació Francisco.
Tomás y Francisco, residen en Tesorillo, Pedro volvió a su lugar de origen, pasado más de treinta años, antes ejerció la docencia, durante muchos años.
De las siete virtudes corporales, las dos más importantes son, " Dar de comer al hambriento" y " Dar de beber al sediento". Antonia y Francisco, las practicaron con creces, socorriendo a los más necesitados, que en aquellos años cincuenta, eran muchos. Para los que no les conocieron, no piensen que eran unos potentados, nada de eso. Un agricultor que trabajando mucho, con grandes esfuerzos, vivían de las rentas de una huerta de naranjas.
Parte el antiguo Grupo Escolar. Detrás el tejado de la casa de Antonia Gámez |
El Grupo Escolar, donde hoy se ubica el edificio más nuevo del Colegio Público José Luis Sánchez, se inauguró en el 1955, Tesorillo no contaba con agua corriente, la solución para que los colegios tuviesen agua. Se perforó un pozo en la calle Molino, se le dotó de una bomba extractora, canalizada el líquido elemento llegaba hasta las aulas y viviendas de los maestros.
La bomba extractora se averió al poco tiempo, jamás se reparó. Consecuencias, no se podían utilizar los servicios, si teníamos una necesidad apremiante, al patio trasero y a miccionar contra la pared, eso es lo que había.
Calle Terraza de Estepona. Años 50 |
Jamás y lo digo en voz alta, Antonia negó un vaso de agua a los escolares. No solo el agua, que nos caímos, nos echábamos abajo las rodillas, la enfermería en casa de Antonia Gámez. Que alguien le dolía la tripa, o por cualquier causa, sufríamos vómitos, los primeros auxilios, Antonia Gámez . Todo esto con buen temple y una amplia sonrisa, porque era mujer de muy buen humor y desparpajo al hablar.
Recuerdo perfectamente una vez, que como muchos otros días, le pedí un vaso de agua. El suelo recién fregado, todavía húmedo, pueden hacerse la ídea , que gracia le hacía a nuestras madres, si le pisábamos el suelo después de fregarlo , si es que te atrevías esa es otra. Solo oí una exclamación.¡ Ay Pacurro!, que acabo de fregar, hice el intento de marchar y volver luego, para nada, la buena mujer entró hasta la cocina, pisoteo el piso y me obsequió con el vaso de agua, por otro lado yo hubiese podido esperar. Eso con todos los niños y niñas, sin excepción. Así hasta 1968, que fue cuando instalaron el agua corriente en nuestro pueblo.
Antonia falleció en junio de 1992 a la edad de 74 años, cuatro años más tarde lo hizo Francisco, sus restos resposan en el cementerio municipal de Tesorillo.
Hoy un poco tarde quizá , quiero recordar esta gran mujer, buena como ella misma, que tuvo como esposo, a otro buen hombre.
Hoy un poco tarde quizá , quiero recordar esta gran mujer, buena como ella misma, que tuvo como esposo, a otro buen hombre.
Estoy seguro que los de mi generación, anteriores y posteriores, recordarán, cuanta amabilidad y cuantos favores , recibimos de Antonia en tiempos complicados.
Allá donde estés, ¡ Muchas gracias !
Pacurro, enero 2019
Pacurro, enero 2019
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