Esta noche, muchos niños recibirán sus regalos de reyes. Se despertarán muchas ilusiones, la felicidad inundará sus corazones. Para ellos es su noche, una noche llena de magia .
La noche del cinco de Enero de 1966, en esa fecha estaba próximo a cumplir los once años. Sus Majestades de Oriente, tuvieron a bien regalarme mi primer reloj. Después de 53 años, se pude mencionar su marca, "Certina".
Por supuesto que mis padres me advirtieron de la fragilidad de dicho utensilio. No podía recibir golpes, ni mucho menos mojarse. No querían que me pelease con nadie, menos con el reloj puesto. Reconozco que el primer día, consulté la hora, cada par de minutos. Había que darle cuerda, al menos cada veinticuatro horas.
No fui el único niño tesorillero, que le regalaron un reloj. Mis amigos más o menos de mi edad, también lo recibieron en buen número. Discutíamos cual era el mejor y el más bonito.
He tenido la suerte de conservarlo, funciona como lo que es, un reloj. Solo hay que girar tres o cuatro veces la ruleta de la cuerda y echa a andar de inmediato , marcando las horas con exactitud.
Quiero sentirme niño en esta noche especial, como decía anteriormente mágica. Me colocaré en la muñeca mi primer reloj, al menos por este día de Reyes
Trataré de rememorar, pasajes de ese tiempo tan lejano, que tan pronto han transcurrido. Les agradeceré a mis padres, ese bello regalo, que seguro les costó un esfuerzo económico, que les privaría de algo. Afortunadamente aún lo conservo y en perfecto estado.
Pacurro, enero 2019
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