Un vecino de Tesorillo bajo este título y con el pseudónimo Jorge San Martín, hace unas semanas, nos hizo llegar su relato por el reto que lanzamos desde el ayuntamiento: “Cuentacuento, microrrelato tesorillero”
¡Disfruten de su lectura!
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Gervasio Rodríguez de Mesa Peñalba, natural del Fuentelapeña, provincia de Zamora, una localidad de no más de 900 habitantes. Falleció a la edad de 95 años, desde los 70 se fue a vivir a una residencia de mayores en la capital. No le quedaba familiar cercano alguno, fue hijo único, sus padres campesinos se esforzaron con grandes sacrificios, consiguieron darle una formación universitaria, se licenció en Ingeniería Puertos Caminos y Canales. No se casó, con veinticinco años sufrió un desengaño amoroso, el amor de su vida le fue infiel con un amigo cuando ya había fecha fijada para la boda.
Persona seria, introvertida, educada, parco en palabras, generoso, gustaba ejercer la caridad de forma discreta.
Mantuvo la casa de sus padres en el pueblo y un piso de 150 metros cuadrados, ubicado en pleno centro de Zamora, ambas propiedades más un dinerito curioso, testó a una orden religiosa la cual su principal misión es acoger a los ancianos desvalidos sin recursos.
En su día y hace mucho contrató una póliza de decesos, la cual cuando se fue a vivir a la residencia, depositó en un prestigioso bufete de abogados, junto a una carta donde daba las pertinentes instrucciones para su funeral y donde quería que esparcieran sus cenizas, con la salvedad, que dicha misiva no podía ser abierta hasta que no dejase este mundo. Alvarito Giménez abogado hijo de Roberto Giménez Villahermoso, prestigioso letrado amigo personal de Gervasio, una vez recibida la noticia, procedió a hacerse cargo de las exequias por supuesto abrió la carta. En ella nuestro personaje dejaba claro, que deseaba ser incinerado y que sus cenizas fueran esparcidas en San Martín del Tesorillo ( Cádiz).
La razón de aquella extraña decisión la justificaba en pocas palabras con la frase “En ese bendito pueblo fui muy feliz, conocí a las gentes más maravillosas del mundo”. A principio de los 50, en el Campo de Gibraltar se realizó una gran obra pública, bajo la dirección de Gervasio, el cual no sabemos porque razones, alquiló una vivienda en Tesorillo y permaneciendo 14 meses, dicen quien le conoció que al día que partió para no volver, lo hizo con lágrimas en los ojos.
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