viernes, 5 de junio de 2020

Padre Ventolera. Por Pacurro


Pongámonos en situación año 194…, lugar un pequeño pueblo  de Andalucía, tiempos difíciles, para los más menesterosos,  donde  el poder y las riquezas estaban en manos de  unos pocos   por ende  las diferencias de clases estaban muy diferenciadas, las figuras más destacadas eran,  el alcalde, el médico, el sargento de la guardia civil, los ricos terratenientes,  por supuesto el sacerdote .Personas que con más o menos bondad, ejercían su supremacía sobre el resto.
Del cura trata este relato. Luís Álvarez Villamayor, de humilde procedencia, como la mayoría de sus feligreses, ingresó a los doce años en el seminario, sus padres viéndose imposibilitados de darle una formación adecuada en cierto modo le empujaron  para que ingresara, casi nadie apostaba que terminaría ordenándose , pero recibió la llamada de Dios , o valga usted a saber porqué tomó tal decisión. 


Alto , elegante ,tez morena ,grandes ojos verdes , mirada penetrante , complexión  atlética, pelo frondoso, ocurrente, vivaz, inteligente, impulsivo, de fuerte carácter, quizá por ello el pueblo llano lo apodó  como el cura ventolera , vestía sotana porque era de obligado cumplimiento , tocado siempre con un sombrero de teja, detestaba  el bonete, aficionado a los toros y a los puros habanos. Hombre de luces y sombras, acudía al auxilio de los mas necesitados, no tenía nada suyo, todo o casi todo lo entregaba al prójimo. , amigo  de la buena mesa , los buenos caldos y otros placeres mundanos. Excelente diplomático, conseguía  estar bien con los poderosos y la clase trabajadora, mediador en los conflictos vecinales , director espiritual de las señoras pías del lugar, entre otras muchas  tareas, propias e impropias de un sacerdote.
Las malas lenguas murmuraban , que era sospechoso como doña Rosalina  señora del boticario, de misa  diaria de siete  de la mañana, acudía a diario  a la sacristía, claro que ella era la encargada de las vestimentas sacerdotales y otros menesteres necesarios para la liturgia , esas mismas lenguas viperinas cotilleaban, que el único hijo de doña Rosalina   era una viva estampa del cura,  la buena señora no se cansaba de repetir sin que nadie le preguntase,  que su hijo era un copia casi exacta  de un tío suyo que marchó al extranjero . No sólo las visitas a  la sacristía, sino  también a la casa rectoral  unidas a  la personalidad de  don Joaquín  el boticario,  un tanto ambigua , hombre débil, con gestos amanerados , alimentaban sospechas.
El padre ventolera no era un cura que se rigiese por  los cánones propios de un sacerdote y de la época , las normas las interpretabas a su libre albedrío, procurando no molestar a nadie, por eso no se recataba a la hora de tomar unas copas, siempre guardando las apariencias, hombre de mente privilegiada, se valió como beber aguardiente por la mañana, sin llamar la atención. En complicidad con el tabernero, todas las mañanas antes que amaneciese ,  pedía una copa pequeña de aguardiente y un vaso grande de agua, el truco estaba en que los líquidos estaban cambiados de recipientes, el agua en la copa pequeña , el aguardiente en el vaso, la situación no dejaba de tener gracia, un pequeño sorbo al agua, un gran trago al aguardiente, más de una y más de dos veces la acción se repetía.
Un día , temprano , Margarita la hija de alcalde, prometida en vísperas de contraer matrimonio le solicitó confesión con mucha urgencia, a regañadientes aceptó.
----Ave María Purísima
----Sin pecado Concebida 
----Dime hija , ¿de qué te acusas?,¿ a qué mandamiento has faltado? 
---- Padre es que mi novio y yo nos besamos 
----Hija un beso no es pecado, eso es amor
----Pero no es solo eso, a continuación nos tocamos , ¿huele a aguardiente? 
-----Hija , debes de huir de la tentación, la carne es débil, debes ser fuerte ,  pero ¿no habrás llegado al final?
-----Con mi novio no.¡Huy! no soporto ese olor, el aguardiente me da nauseas
----¿Como con tu novio no?, Aclárate 
----Es que mi primo, es tan guapo y me dices cosas tan bonitas , que  no puedo resistirme y   caer en la tentación , con él si he llegado hasta el final.
----Pero qué  dices condenada, eso es lujuria y en vísperas de contraer matrimonio, pero tu estás segura de contraer matrimonio
---Por supuesto padre yo estoy muy enamorada de mi prometido , pero es que me pierdo por mi primo
A todo esto  , Margarita sacó de su bolso un pañuelo de seda y con disimulo lo llevó hasta la nariz , tratando de evitar el olor del aguardiente.
---Debes alejarte de tu primo ya, sentenció con energía.
Margarita interrumpió un tanto ofuscada 
----Padre no puedo más, detesto el olor del aguardiente, acabe por favor, póngame  la penitencia deme la absolución, terminemos de una vez, respondió con arrogancia. 
----Sabes lo que te digo pecadora , que hace un rato que estoy oliendo a zorra y no me  he quejado,  te aseguro que es mucho peor  el olor de zorra que de aguardiente..
Esta es una muestra de la singularidad de nuestro protagonista, persona que no dejaba indiferente a nadie, consiguió ser querido y respetado por la gran mayoría de sus parroquianos.    Al poco tiempo del incidente con Margarita, un domingo en misa de once desde el púlpito anunció que el Sr. Obispo había convenido trasladarlo a la diócesis., no faltaron los que especularon  que detrás del traslado de don Luis, estaba la mano del Alcalde , otros   que  su Excelencia   quería tenerlo cerca y de paso atarlo en corto.
 La despedida fue multitudinaria casi todos le  acompañaron  a modo de procesión  hasta la estación .Desde la puerta  del vagón y con lágrimas en los ojos, se dirigió a la concurrencia en estos términos.
¡Os llevaré a todos en mi corazón, se que cometí pecados, pero también practiqué virtudes, con humildad pido perdón a los que falté, no guardo rencor alguno para los que no me quisieron , Dios os bendiga a todos , solo os pido  una cosa ,  recordad siempre al padre ventolera! . Un atronador aplauso se confundió con el ruido machacón de la locomotora que lentamente emprendía su caminar .
Su sustituto, para nada se parecía a don Luis ,  mayor, bajito, calvo , feo, con el agravante que usaba gafas con cristales cómo culos de vasos.
 Ni qué decir tiene que la marcha del padre ventolera,  apenó a casi todo el pueblo en especial  a doña Rosalina, entre los poquísimos que no sintieron su marcha se encontraba la hija del Alcalde y su señor padre.

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