domingo, 13 de agosto de 2023

Una boda de tronío : Relato de un matanza y una boda en Tesorillo en los años 20


Explicaciones al cuadro: La escenas de la matanza y boda, no corresponden al relato, si coinciden en el tiempo, años 20 del siglo pasado. En el margen superior izquierdo, Miguel Primo de Rivera, en el superior derecho, los cinco hermanos Larios en la Casita de Campo, en el inferior izquierdo  la Casita de Campo y en el inferior derecho , Pacurro el Cocinero, la foto data de los años 50

Don Antonio Del Real, fue un maestro que llegó a Tesorillo 1902 , su estancia se prolongó hasta 1929, cuando la Sociedad Industrial y Agrícola fue vendida a la Casa March, fue un buen hombre, que hizo muchos favores, ademas de ejercer su profesión, lo hizo como escribano, para todo aquel que no sabía leer y escribir y en aquel tiempo por desgracia eran muchos. Su hijo Gabriel es el autor del relato que a continuación tenemos el gran gusto y honor de poder publicar, gracias al hijo de este y nieto de don Antonio, que se lo ha hecho llegar a José María Ferrer, podemos hoy disfrutar de esta mas que interesante historia.

Historia en la que hemos descubierto que visitó Tesorillo, nada mas ni nada menos que Miguel Primo de Rivera, General , que propicio una dictadura incruenta, con el consentimiento de Alfonso XIII, entre los años 1923-1930, sí  la fecha no le fallaron a nuestro relator, cuando visitó a Tesorillo con motivo de una boda, era el máximo dirigente político-militar de nuestro país, para bien o para mal un personaje histórico.Otro personaje que aparece, este mas entrañable, se trata del abuelo de nuestro administrador, Pacurro el Cocinero, el fundador de la saga de los Pacurro, les dejamos con el relato, que no tiene desperdicio alguno

UNA BODA DE TRONIO:


Yo era pequeño, sería por los años 25 o 26, pero el ajetreo que se formó  en mi casa, que digo en mi pueblo es difícil de olvidar. Los preparativos llevaban tiempo, preparar alojamiento para los invitados y familiares que venían de fuera almacenar comida para los mismos

Quince días antes, o un mes, hicieron matanza de tres cochinos, con más de cien arrobas cada uno. Prepararon el patio , el jardín ; pusieron una mesa grande, fuerte, rectangular y aparte un trípode metálico, grande, con caldero de regimiento, debajo un montón de leña. Mi padre miraba y mandaba, pero la que dirigía el mi madre

Cuando todo estuvo a punto, las ristras de ajos mondados, las especies disponibles, los pimientos rojos a la mano y la sal que no faltara, prendieron fuego a la leña con el caldero lleno de agua. Pacurro, el cocinero con tres o cuatro gañanes, trajeron de la corralito, el primer cochino gruñendo, con gran esfuerzo lo pusieron encima de la mesa y una vez aguantadas las patas, manos y el hocico por fuera de la misma, Pacurro hizo su faena, dándole una puñalada en la aorta a la altura del cuello, de donde empezó a manar un caño de sangre que era recogida en un cubo, la cual removía con el brazo para que se cuajara. A continuación con un cazo grande le echaban agua hirviendo por encima y con un cuchillo muy afilado lo pelaban. Operación que llevaba su tiempo, terminada esta lo abrieron en canal y lo despojaban de todas su vísceras y tripas, estas se las llevaban las mozas al río donde las vaciaban y lavaban para después meterlas en vinagre, de donde se sacaban para luego dar forma a los chorizos, morcillas y demás chacinas.

En lebrillos grandes se hacían la masa de las morcillas, con trocitos de tocino, de pastoreo, hígado, cebolla, especies, sal y sangre. Metida esta en sus tripas, amarradas y pinchadas eran sumergidas en el caldero donde se cocina, se sacaban humeantes y se colgaban en sus cañas. Y empezaba la juerga, porqué aquello era eso, una juerga. Mi padre no bebía mas que manzanilla, que era dorada y transparente, no se donde se la traían

No se había acabado con las morcillas y los chorizos, ya estaban pidiendo sito, carne picada, ajos, pimentón, de nuestros pimientos secos machacados, especies y su buen tocino. Llena tripas con un embudo, ata y cuelga a secar, no se estropeaban ni uno.

Del cochino descuartizado, se aprovechaba hasta el rabo. Se hacía lomo en manteca blanca sin aliño y colorá aliñá . En mi casa esto era comida para el invierno, pero aquí era para la boda . La asadura negra también en manteca colorá , la asadura blanca esa para vigilante . El tocino en cuartos, rociados de sal por arriba y por debajo, se ponían en cajas de maderas y se servían según necesidad

Igual al fin recibían, las costillas, espinazos y huesos. Estos eran uno de mis platos preferidos, una vez cocinados, aderezados, me chupaba los dedos y las manos. Con los jamones y perniles, también se hacían tacos en manteca, pero principalmente en chacina.

Esta fiesta, este trabajo duró varios días, yo era feliz, de mí con el trajín se habían olvidado, campaba por mis respetos, hacia lo que me daba la gana y no me obligaban a lavarme y, comía al salto la mata. Cuando terminó la matanza y al avituallamiento, viene el problema del alojamiento.

Vienen Srs. de Madrid, Granda, Jerez, hasta yo sé qué. Por encima diré algunos de los que recuerdo, El Doctor Forense de Madrid, hermano de mi cuñado, su padre, Doctor en Granada y sus hijos. Miguel Primo de Rivera, amigo de mi padre de cuando estudiaban en Jerez, entonces me parece que era Capitán General de Andalucía, de Ceuta sus ahijados, Frasquita y Gabriel, mis tíos de Los Barrios.

Yo me sentaba en el portal de Cerralbo, enfrente de mi casa y desde allí contemplaba los cortejos, en unión de otros chiquillos. De la boda en sí, tengo un vago recuerdo, no sé quién la ofició, se que había varios curas, y que después en mi casa no se cabía. Hubo canto y baile y bulerías, comida, vino y alegría. 

Los novios se fueron a Cádiz y San Fernando ( se hospedaron en la Mallorquina) y los invitados siguieron su juerga unos cuantos días mas. Yo tan feliz, porqué nadie hacía caso de mí

Gabriel Del Real 

Del mismo autor, ya publicamos en su día Mis raíces, donde cuenta su experiencia en Tesorillo, entrada relacionada con esta que les hemos ofrecido 

Publicación relacionada. Mis raíces

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