La imagen pertenece a la década de 1950 y fue tomada durante la celebración del Día del Domund, una festividad que coincidía con el último domingo de octubre. En esa jornada, numerosos niños se disfrazaban de pequeños de diferentes partes del mundo y, con huchas en mano, recorrían las calles recolectando donativos destinados a las misiones de la Iglesia en diversos rincones del planeta.
Sin embargo, más allá de esta tradición, la fotografía nos invita a reflexionar sobre tres elementos históricos de nuestra localidad que hoy han desaparecido.
En el fondo de la imagen, se observa la fachada de la primera iglesia del pueblo, construida en 1883. Este templo fue sustituido por la actual iglesia en 1966, y poco después, el antiguo edificio fue vendido a la Caja de Ahorros de Jerez. Con el paso de los años, la fachada original fue destruida y apenas quedan vestigios de aquella primera iglesia que marcó una etapa de la comunidad.
Destacada con el número 1 en la imagen, se encuentra la fuente que, desde 1919, abasteció de agua a la población. Esta fuente permaneció en funcionamiento hasta principios de los años 70, cuando la llegada del suministro de agua corriente a los hogares hizo que fuera retirada. Posteriormente, fue vendida a un extranjero y terminó calcinada en un incendio. Años más tarde, ya en este siglo se instaló una réplica que fue ampliamente celebrada por los vecinos, pero que lleva mucho tiempo desaparecida, esperamos que más pronto que tarde vuelva a su lugar de origen
Marcado con el número 2, aparece el autobús del correo, un medio de transporte esencial en aquellos tiempos ( años 50 y 60) . Este autobús trasladaba las sacas de correos desde la extinta Estación de Castellar, donde llegaban en tren, hasta el pueblo, siendo Rafael Gutiérrez el encargado de recogerlas. Además, servía para transportar pasajeros, en una época en la que las comunicaciones eran muy deficientes y las carreteras, casi intransitables. Para muchos, el tren hacia Algeciras, la Estación de San Roque o Jimena era la única alternativa viable.
Estos elementos, hoy desaparecidos, forman parte de un pasado que las nuevas generaciones quizás desconozcan. Para muchos mayores, sin duda, esta fotografía despierta un halo de nostalgia y los transporta a un tiempo que, aunque lejano, permanece vivo en la memoria colectiva.
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